Hace algunas semanas, escribí sobre el nuevo informe del grupo de expertos en planeación de políticas, del Instituto de Política del Pueblo Judío (JPPI), que reveló la profundidad del antisemitismo en la izquierda y lo peligroso que es. En esa publicación, omití intencionalmente, la parte más preocupante del informe, que definió como “desunión comunitaria judía”. Nuestro peor enemigo no es tal o cual persona que odia a los judíos; nuestro peor enemigo es nuestro odio mutuo.
Según el informe, gran parte dela organización judía instó a la administración Biden a hacer de la adopción de la definición de antisemitismo de la IHRA, prioridad nacional, en línea con la mayoría de los países occidentales y la política oficial de la ONU. Sin embargo, mientras esto sucedía, “grupos judíos progresistas clave, presionaron a la administración contra su adopción”. Además, “los anti sionistas judíos, juegan un papel cada vez más prominente en la arena política y discursiva de izquierda”.
Durante la Inquisición española, nuestros peores detractores y perseguidores fueron ex judíos. En la década de 1930, hubo judíos alemanes y organizaciones judías que se unieron al Tercer Reich y respaldaron plenamente su ideología y política racistas contra los judíos. Siempre ha habido judíos que se unen a los que odian a los judíos, pensando que al hacerlo salvarían el pellejo. Pero siempre han empeorado las cosas para los judíos.
De hecho, la mayoría de los argumentos que los antisemitas usan contra los judíos, surgen de judíos que odian a judíos. Apoyan a los que odian a los judíos dándoles argumentos, les aconsejan cómo usarlos de manera efectiva y junto con ellos, cantansus consignas venenosas. Los judíos que odian a judíos, retratan a los que odian a los judíos, como víctimas, para justificar su antisemitismo y su violencia, con la esperanza de ganarse el corazón de nuestros enemigos, los judíos antisemitas son más siniestros y maliciosos de lo que podría ser cualquier antisemita no judío. Los antisemitas gentiles sienten ira visceral hacia nosotros. Los antisemitas judíos hacen que odiar a los judíos sea tema ideológico y la ideología es la responsable de los genocidios, no el odio visceral.
Puedo entender el odio de algunos judíos por su propia gente. No es fácil nacer en un grupo que siempre es responsable de todo lo que está mal en el mundo. Sin embargo, unirnos a las filas de los detractores no nos exime de nuestro deber. Por el contrario, profundiza el odio de los que nos odian y los vuelve más agresivos.
El único recurso contra el odio a los judíos es que los judíos se cuiden unos a otros. El sentimiento visceral de los antisemitas, de que los judíos son responsables de los problemas del mundo, es correcto, pero el odio entre los judíos no salva a los que odian, sino que exacerba el odio de los no judíos. La “culpa” de los judíos no es que estén dañando al mundo a propósito, sino que están divididos en contra de su misión: ser modelo de unidad.
Hay una razón por la que nuestros antepasados hebreos concibieron nociones tan sublimes como: responsabilidad mutua, caridad, misericordia y amor a los demás como a nosotros mismos. No sólo imaginaron estas ideas, también trataron de vivirlas. Cuando tuvieron éxito, nuestra nación prosperó; cuando fracasaron, nuestra nación sufrió.
Henry Ford, mayor antisemita de la historia de EUA, nsertó muchas frases en su compilación antisemita: El judío internacional: el problema más importante del mundo, que parecen contradecir su narrativa antijudía. Entre ellos ves esta intrigante declaración: “Los reformadores modernos, que están construyendo modelos de sistemas sociales… harían bien en investigar el sistema social bajo el cual se organizaron los primeros judíos”.
Nosotros también debemos volver a nuestras raíces, a la ideología que nos convirtió en nación. Debemos esforzarnos por amarnos, por encima de nuestras diferencias y del odio que pueda surgir entre nosotros. Sólo cuando nos unimos somos una nación modelo. Por eso, cuando nos unimos, el mundo nos abraza.
Cualquier división entre nosotros, por la razón que sea, agrava el antisemitismo, porque nuestra división contradice el llamado y la misión de nuestro pueblo. El sentimiento visceral de los antisemitas, cambiará del odio al amor, tan pronto como superemos nuestra división y nos unamos a pesar de nuestra aversión mutua.
Para obtener más información sobre el antisemitismo y su historia, lee mis libros, Nuevo antisemitismo: mutación de un odio antiguo y La elección judía: Unidad o antisemitismo
https://st1.bhol.co.il/lp/antishem_1022.pdf
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