Coman muchas verduras, prefieran proteínas antes que carbohidratos, tomen responsabilidad de su menú diario pero no se limiten en las cantidades – estos son algunos de los consejos para una nutrición equilibrada que fueron planteados en un congreso acerca del sobrepeso por parte de la Unión Europea. No obstante, para afrontar la epidemia del sobrepeso no basta enfrentarse al problema solo. Conozcan los pasos a dar que sugiere la sabiduría de la Cabalá para abordar este fenómeno.
“¡Padres, el sobrepeso de los niños es una enfermedad – y esto es responsabilidad de ustedes!”
Esta es una de las principales buenas nuevas que deriva del congreso acerca del sobrepeso auspiciado por la Unión Europea que se realizó este último mes de mayo en el norte de Portugal.
“Así como educamos a los niños valores y excelencia, debemos darles un ejemplo personal también respecto a la nutrición”, dice el profesor Ram Weiss, especialista israelí en sobrepeso de niños, en su participación en el prestigioso congreso.
Los expertos redujeron a una serie de prometedores consejos la solución a nivel del niño y al nivel de la familia, incluyendo horas de sueño, alimentación, actividad física, actividades de ocio, así como el comportamiento de los padres y el entorno de vida que les facilitan a sus niños. Sin embargo, ignoraron dos niveles importantes: el nivel escolar y el nivel macro social, incluyendo la exposición a promociones de alimentos, la cultura en la que se desenvuelve el niño, la incentivación a la actividad física en la escuela y el estado económico del país.
«Así como educamos a los niños valores y excelencia, debemos darles un ejemplo personal también respecto a la nutrición»
¿Por qué piensan los especialistas que en el lugar donde las autoridades no tienen la capacidad de solucionar algo, nosotros, los padres, podemos lograrlo? ¿Cómo podremos lograrlo los padres, que no contamos con el tiempo y las herramientas apropiadas, en el sitio donde fallaron programas gubernamentales financiados y una legislación regulada? ¿Es posible que los expertos europeos e israelíes nos hayan enviado inocentemente, o quizás deliberadamente, a una guerra perdida de antemano?
Niños y adolescentes bajo la mira de la publicidad de alimentos
Cada año se invierten en el mundo sumas enormes en publicidad y comercialización de alimentos para niños. Por ejemplo, en el año 2006, la industria de alimentos invirtió 1.600 millones de dólares en promocionar y comercializar alimentos para niños, de los cuales 900 millones de dólares fueron asignados a la promoción para niños menores de 12 años. Los niños de 6-11 años ven un promedio de 13 publicidades diarias de alimentos. El lamentable dato es que el 98% de las publicidades vistas por niños en EEUU, promueven productos ricos en azúcar (más de 85%) y sodio (más de 60%) y pobres en fibras nutritivas (65% menos), en comparación con productos equivalentes promocionados para mayores. Sin embargo, el presupuesto de publicidad de frutas, vegetales y productos lácteos constituye solamente un 4% del presupuesto de publicidad de bebidas endulzadas, bocadillos y pasteles.
«El presupuesto de publicidad de frutas, vegetales y productos lácteos constituye solamente un 4% del presupuesto de publicidad de bebidas endulzadas, bocadillos y pasteles»
Más aún, debido a que las técnicas de comercialización de alimentos aplicadas a los niños no son convencionales, estos no están protegidos de ellas, no a nivel cognitivo – psicológico y no a nivel legal. El propósito principal de la “comercialización social” es crear una influencia mutua entre los adolescentes y cambiar así sus patrones de comportamiento de consumo, no solo temporalmente sino a largo plazo. No solo los padres nos vemos impotentes frente a esta máquina publicitaria bien engrasada, sino también las autoridades.
Si las autoridades no pueden, ¿qué les queda a los padres?
En 36 países en el mundo se limita la publicidad y la comercialización de alimentos de bajo valor nutritivo designado para niños y adolescentes. Sin embargo, solo 14 de estos países limitan también los métodos de comercialización que no son convencionales. En Israel no hay, por ahora, ninguna ley que trate de limitaciones de publicidad de alimentos de bajo valor nutritivo para niños y adolescentes. Es más, mientras que los líderes del Plan nacional de promoción de estilo de vida sano y activo obran para promover una legislación que limite la publicidad de alimentos de bajo valor nutritivo para jóvenes en la televisión, los publicistas y comerciantes invierten la mayoría de sus recursos en el desarrollo de técnicas de comercialización no convencional, de modo que aun si se dictara una ley que limita la publicidad por televisión, esta no se aplicaría ni influiría sobre el método principal de publicidad y comercialización optado por los publicistas y comerciantes.
Entonces, ¿por qué nos envían los líderes de la lucha contra el sobrepeso a los padres a luchar contra los gigantes de la publicidad y el comercio, cuando ni siquiera las autoridades pueden hacerlo? ¿Qué podemos hacer nosotros, los padres, frente a las grandes corporaciones, dueñas de medios ilimitados?
Una lucha de pocos contra muchos
“Tratar este grave problema de raíz –organizarse, advertir y principalmente educar, educar, educar”, dice la profesora Moriá Golan, directora profesional de “Shahaf”, el centro de eliminación de desordenes alimenticios, activa en la Unión Europea en el asunto del sobrepeso de niños. “Es preferible mantener una campaña agresiva para mejorar la salud de los niños: reunir estrellas de televisión y las redes sociales para explicar cuán importante es comer sanamente, cuán positivo es estar en buena forma. Convertir la salud en una moda”.
La sabiduría de la Cabalá, así como la profesora Golan, también se refiere a la solución del problema del sobrepeso, así como a cualquier problema o fenómeno en nuestras vidas, mediante la educación que se manifiesta en dos fases:
La primera fase es dar a la persona herramientas sobre cómo recibir satisfacción y placer de la vida, como un sustituto de la comida que constituye una compensación mental para uno. El exceso de comida no es más que el deseo de llenarnos. Toda la sensación de vitalidad se basa en la sensación de llenado que sentimos. Por lo tanto, la solución al problema del sobrepeso, aparte de razones genéticas, parte de la necesidad de introducir en la vida del ser humano un propósito sublime, de modo que gradualmente y de a poco cambie la ocupación en la esencia de la vida su ocupación en la forma del cuerpo y uno comience a comer más equilibrado. Solo que para deshacerse de la idolatría del cuerpo y su forma, uno debe vivir en una sociedad que lo aprecia según sus características interiores. Para eso debemos conectarnos juntos y cooperar para estabilizar normas sociales como estas que influyan sobre cada persona y nos eduquen a consumir comida sana y en cantidad equilibrada. La sociedad debe respetar y valorar la alimentación equilibrada enfatizando el aspecto saludable y no el estético, ya que en el pasado no había una norma social que dictara que “delgado es bello”. Esto es algo inventado para hacer dinero a cuesta de nosotros.
En el próximo paso, gracias a la conexión y la cooperación entre nosotros, podremos salir en contra de los publicistas y las fábricas de alimentos que lavan nuestros cerebros y el cerebro de nuestros hijos de forma sofisticada y no convencional. Así, por ejemplo, fue la historia en la que casi 400.000 niños pasaban más de 60 minutos jugando el juego de computadora en el sitio millsberry.com viendo publicidad de cereales ricos en azúcar, hasta que los padre se unieron y mediante la presión que ejercieron, la fábrica de cereales cerró el sitio web.
Gracias a la conexión y la cooperación entre nosotros, podremos salir en contra de los publicistas y las fábricas de alimentos que lavan nuestros cerebros y el cerebro de nuestros hijos de forma sofisticada y no convencional. (Imagen: Cabalá para todos)
Resumimos que para enfrentarnos a la epidemia del sobrepeso no basta hacerlo de forma personal, o la familia solamente, como nos aconsejaron los expertos del congreso en Portugal, sino que debemos unirnos y cambiar el carácter de la educación. Un cambio que comienza vertiendo un sentido y un contenido importante a la vida, y continúa con la estabilización de normas sociales que determinan que la moda es comer sano y finaliza con una demanda común de las corporaciones de alimentos y publicistas que dejen las campañas nocivas que mantienen a cuenta de nuestra salud y de nuestros hijos. ¡Buen provecho!