La situación mundial está cambiando rápidamente y hay una necesidad de crear un método integral para educar a los adultos. Recibo muchos mensajes de países desarrollados: el desempleo está en aumento.
A pesar del hecho de que están recibiendo beneficios por desempleo, la gente está perdida. Actualmente, todavía están en vigor, pero desconocemos qué ocurrirá más adelante. Después de todo, estamos hablando de cientos de millones de personas que perderán su puesto de trabajo porque la crisis destruirá todas las industrias que no sean de vital importancia. ¿Qué harán las personas que producen lo que nadie necesita?
Vemos cómo los movimientos de protesta están creciendo debido a Internet, la comunicación entre personas y nuestra mutua influencia unos sobre otros. Toda la humanidad –desde los meros ciudadanos hasta los gobiernos– está interesada en tener este proceso bajo control e impedir su desarrollo espontáneo porque las armas modernas y un inesperado devenir de los eventos pueden llevarnos a resultados desastrosos.
Para prevenir todo tipo de desastres, guerras civiles –e incluso mundiales– debemos pensar por adelantado en la educación global e integral de la mayor parte de la población.
La clave para que la gente, la familia y la sociedad sean sanas
Pregunta: Supongamos que organizamos un curso sobre educación integral para adultos. ¿Qué resultados se pueden obtener al finalizar el curso?
Respuesta: Debemos entender que, de ahora en adelante, la naturaleza nos ofrece solo dos caminos para desarrollarnos y conducirnos hacia una meta. El objetivo final de la naturaleza es la unidad absoluta de todas sus partes, incluida la humanidad como parte de la naturaleza general.
Podemos alcanzar este estado de armonía, equilibrio y homeostasis de dos maneras. Una de ellas es el camino del sufrimiento: la consumación de esta obligación a pesar de nuestros deseos e impulsos internos. Este es un camino muy difícil, complejo e impuesto forzosamente.
En general, la naturaleza nos ha ido desarrollando de esta manera todo el tiempo. Este es el proceso de evolución: hemos sido empujados desde atrás y buscamos nuestro bienestar. Resulta que, cuando nos empujan desde atrás, buscamos una vida mejor; y cometemos muchos errores, pero al final acabamos desarrollándonos. Así es como el hombre, las sociedades pequeñas –pero también la humanidad en general– se han desarrollado en el pasado.
Pero también hay una posibilidad de desarrollarse con dignidad: cuando la persona es consciente de antemano de que toda la naturaleza está avanzando hacia la integralidad. Hoy en día, están empezando a hacerse evidentes los primeros signos de esa futura integralidad, y nos vemos obligados a existir en ella como parte de la sociedad, la naturaleza y el universo.
La naturaleza lucha por mantener un equilibrio porque es la clave para su salud, estabilidad y sostenibilidad, tanto en cada parte de ella (por ejemplo, nuestro cuerpo) como en el sistema en su conjunto.
Tomemos este estado futuro como una meta común para toda la humanidad y comencemos a abordarlo, al menos en diferentes regiones del mundo, a través de diversas organizaciones internacionales, creencias y, lo más importante: a través de la educación. Y esta educación no tiene que ser desmedida: simplemente deberíamos informar a las personas sobre las leyes de la naturaleza, las leyes del desarrollo de la sociedad humana: comportamiento, educación, relaciones familiares y educación de los niños. Enseñar a las personas a vivir con una dotación, un salario o subsidio decente.
Pero todo esto hay que enseñárselo a la gente. Ellos no saben cómo educar a sus hijos o cómo llevarse bien con unos con otros. Vemos que la humanidad está enseñando algo completamente diferente y no está enseñando ni educando a su descendencia –la generación futura– para que tengan una buena vida.
No pensamos en cómo hacer felices a los demás. Los empujamos al abismo de la competencia capitalista, en la cual están dispuestos a “devorarse unos a otros” de buena gana. Pero en esta competición no hay ganadores. Al final, los estamos condenando a tener problemas y un estrés constante. Y el resultado es que nadie ve la felicidad.
Es fundamental que los psicólogos, sociólogos, padres, educadores y personas que ya entienden este problema o que pueden llegar a entenderlo, alcancen una conclusión correcta, y con la ayuda de los científicos, el público e Internet (hoy en día es una fuerza incontestable) será posible mostrar a toda la humanidad que esta educación integral es la clave para que la sociedad, el hombre y la familia gocen de buena salud. Sin esta educación, sencillamente no lograremos sobrevivir: avanzaremos a través de enormes sufrimientos. Por supuesto, alcanzaremos el mismo objetivo, pero será un camino terrible.
Parte 1 de la Charla entre el Dr. Michael Laitman y el psicólogo Anatoly Unianov.
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