Cuando algo malo sucede en el mundo, pase lo que pase, los judíos deben prepararse para tomar la culpa. Al final, de alguna manera siempre llega, no hay nada de qué sorprenderse. Hace sólo unos días, el fundador de una empresa de tecnología de Utah, envió un correo electrónico a varios colegas y líderes políticos, diciendo que la vacuna contra covid-19 era parte de un plan de «los judíos» para «exterminar sistemáticamente millones de personas».
David Bateman, director ejecutivo de la empresa de tecnología de Utah Entrata, tuvo que renunciar a su cargo, después de que su teoría de conspiración sobre la pandemia, como parte de un complot judío para “consolidar a todos los países del mundo bajo una sola bandera, con un gobierno totalitario” desencadenara la condena.
Si examinamos la historia, vemos que los judíos siempre han estado en el epicentro de la tormenta, cuando el mundo está ocupado recuperándose de un golpe. Aunque no es políticamente correcto decirlo en voz alta, la opinión predominante en la humanidad es que, con todo el dinero que tienen los judíos, manejan al mundo y sus gobiernos. Cuando los beneficia, los judíos provocan guerras y organizan crisis, todo en su propio interés, siempre moviendo los hilos y obligando a otros a trabajar para ellos. A veces, cuando algo parece estar más allá del control de los judíos, es sólo porque decidieron dar un sentimiento engañoso, un pequeño descanso. Incluso gente que nunca ha visto judíos, siente que así funciona el mundo.
Nuestras propias fuentes explican el origen de esta percepción: «Ninguna calamidad viene al mundo sino por Israel«, señalaron nuestros sabios hace mucho tiempo. Hicieron una conexión directa entre la calidad de las relaciones entre los judíos y la paz mundial. Como está escrito, «En cada generación, se nos ordena que fortalezcamos nuestra unidad, para que nuestros enemigos no nos dominen» (El libro de la conciencia).
Nosotros, los judíos, debemos estar unidos, conectarnos de acuerdo con la gran regla: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Dado que casi nunca sucede, se crea un bloqueo que impide el flujo de poder favorable al mundo. Al mismo tiempo, constantemente aumenta el poder del mal y el egoísmo se propaga. Este saldo negativo es la causa de muchos problemas que infligen sufrimiento a la humanidad.
Por parte del gran sistema natural, la buena fuerza en nuestro mundo no se revela, permanece oculta. Sólo a través de la nación israelí puede revelarse, porque, por definición, somos responsables del desarrollo y la paz del mundo. Como escribe el Midrash Rabbah, “Israel trae luz al mundo” (Cantar de los cantares).
En la época de Abraham, cuando estábamos correctamente conectados, el bienestar fluía a través de nosotros hacia el mundo, pero como el odio infundado destruyó nuestra unidad, este camino fue bloqueado. Por eso el mundo nos percibe como la causa de todos los males. Incluso si no entendemos cómo está estructurado el sistema e incluso si la conexión entre los judíos y los malos fenómenos resultantes no es visible, instintivamente es claro para la gente que los judíos son culpables de los problemas de la vida del individuo y de la humanidad.
¿Cuándo se detendrá? Nunca, a menos que tomemos medidas y cambiemos la calidad de nuestras relaciones. Esta es una ley de la naturaleza. La actitud negativa hacia nosotros aumentará, hasta que nos tratemos con amor y seamos como un hombre en un corazón. Sólo en ese estado, la tubería que obstruimos abrirá su generosidad, la fuerza positiva vendrá al mundo y equilibrará todo mal. La humanidad comenzará a sentir armonía, tranquilidad y serenidad y disfrutará de una buena vida en reciprocidad y reconciliación.
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