Veo el estado en el que debería estar nuestra nación, “como un hombre con un corazón” y el estado en el que realmente nos encontramos, sin querer reconocernos unos a otros y me duele. Cuando veo a nuestros políticos, veo el estado de nuestra nación. Dado que representan al pueblo, sus relaciones reflejan nuestras relaciones: nadie es amistoso; nadie se molesta siquiera en ser políticamente correcto.
Veo la Knesset, nuestro parlamento y veo dónde estamos: cada uno con un cuchillo detrás de la espalda o en el bolsillo, muy similar a los días anteriores a la ruina del Templo. Así se ve el odio infundado y sabemos a dónde nos lleva.
Peor aún, cuando veo lo que sucede en el mundo, que el odio prevalece, sé que su ruina apunta a nuestra ruina. Cuando veo lo que sucede en Rusia, Alemania o Polonia, ante los gritos y la corrupción que vemos en los gobiernos, veo que yo soy la causa. Yo soy la causa. No los veo y digo: «No está tan mal; nosotros también lo hacemos». No, sé que yo soy la razón por la que les sucede y debo ser la razón por la que se conectarán “como un hombre con un corazón”, con el ejemplo que nuestra gente debería darles.
No tengo quejas contra nadie más que contra mí mismo. Sé que yo y el pueblo judío, con nuestra unidad o separación interna, podemos inclinar el mundo para bien o para mal. Es lo que nuestros sabios siempre nos han dicho; es lo que nos ha mostrado nuestra historia a lo largo de los siglos; sólo nuestra obstinación nos impide reconocer esa verdad obvia.
Muchas gracias 🌹
Ahorita leí un comentario y es así, me siento parte de todo esto y me entristece me llena de impotencia. 🙏