Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El día de los derechos humanos ignoró el derecho más importante

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Foto: Gente participa en una marcha contra el régimen islámico en Irán, en el Día Internacional de los Derechos Humanos. Los manifestantes exigieron justicia para Mohsen Shekari, joven de 23 años ejecutado por el régimen islámico el 8 de diciembre, por bloquear una calle y presuntamente herir a un soldado durante una protesta. Las manifestaciones en Irán, que comenzaron en respuesta a la muerte de Mahsa Amini, se transformaron en un movimiento contra el régimen y los manifestantes seguirán exigiendo un Irán laico y democrático. (Foto de Allison Bailey / SOPA Images/Sipa USA)

El pasado 10 de diciembre, la comunidad internacional celebró el Día de los Derechos Humanos. El Día de los Derechos Humanos conmemora el día de 1948 en el que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos.

La declaración establece una amplia gama de derechos y libertades fundamentales que todos merecemos, como derecho a libertad, igualdad, dignidad, seguridad personal, educación y trabajo. Lamentablemente, hay un derecho fundamental para todos, pero ninguno lo tiene porque lo ignoramos. Pero, sin él, no tendremos ninguno de los otros derechos.

La cuestión es que un hecho fundamental determina todo en nuestra vida: todos estamos conectados entre nosotros y dependemos unos de otros. Como no lo sabemos ni lo queremos saber, violamos los derechos de los demás a diestro y siniestro, sin darnos cuenta de que, al hacerlo, corrompemos el tejido mismo que nos sostiene y nutre. Por eso, nuestro derecho más básico y también nuestro deber, es sentir que somos vitales para los demás.

Nos guste o no, estamos juntos. La ley general de la naturaleza es “Uno para todos y todos para uno” y es ineludible. Mientras más pronto lo veamos, antes comenzaremos a vivir en consecuencia.

No explotamos a nuestros niños ni los privamos de lo necesario. Por el contrario, tratamos de darles todo lo que necesitan y algo más, porque los sentimos como extensión de nosotros mismos. De igual modo, si sintiéramos que todo lo que nos rodea es extensión de nosotros, porque esta es la verdad, no explotaríamos nada.

En este momento, debemos luchar por los que son usados y abusados en el mundo, precisamente porque nos sentimos desconectados. Hasta que resolvamos esa sensación de desconexión, no erradicaremos la explotación y la lucha por los derechos humanos será fútil e inútil. En todo caso, sólo favorecerá a aquellos que ganan fama y fortuna, presentándose como campeones de los pobres, cuando en realidad lucran sobre su espalda atormentada.

Entender nuestra dependencia mutua es esencial para reparar los males de la sociedad humana, siempre insisto en que la educación para la conexión es la iniciativa más importante y urgente que debemos tomar. Debe estar por encima de todo, porque de nuevo, si sabemos que dependemos unos de otros, no nos haremos daño y no se abusará de los derechos humanos en ninguna parte.

Por el contrario, si no somos conscientes de nuestra interdependencia, siempre encontraremos formas de explotar a otros e incluso, las organizaciones que pretenden luchar por los pobres, en realidad, perpetúan su miseria para aumentar su propia riqueza y poder.

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Publicado en: Judíos

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