Para unirnos, necesitamos anular nuestro ego hacia los demás.
¿Qué es nuestro ego? Es la inclinación egoísta que hacen que nos consideremos los más grandes, que no hay nadie como nosotros. Ese enfoque egoísta obstruye nuestra unidad.
Nuestro problema es que, de forma nociva, buscamos dominar a otros, en lugar de buscar cercanía.
Nuestros egos se interponen en el camino para construir una verdadera nación. Podemos prosperar en muchos campos, pero sólo lo hacemos porque competimos constantemente. Pero, no hay unidad.
Hoy no existe la unidad que está en la base de la naturaleza y de la nación israelí. Además, la falta de unidad es nuestra mayor amenaza, porque la unidad debe sostenernos. Y, mientras más desunidos estamos, somos cada vez más vulnerables ante nuestros enemigos.
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