Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Hicimos la cama ahora tenemos que dormir en ella

unidad Israel

[Se ven rayos de luz cuando el sistema antimisiles Cúpula de Hierro de Israel intercepta cohetes lanzados desde la Franja de Gaza hacia Israel, así se ve desde Ashkelon, Israel, 10/may/21. Fotografía tomada con velocidad de obturación lenta. REUTERS / Amir Cohen]

Durante el año pasado dije repetidamente que si el liderazgo cambia en Jerusalén y Washington, Israel estaría en problemas. Para algunos de mis seguidores en las redes sociales, sonó como si estuviera haciendo comentarios políticos o promoviendo una agenda política, pero no es así. No gano nada de que tal o cual individuo sea el jefe del Estado de Israel y ciertamente no, de la identidad del presidente de EUA. Mi única preocupación es la unidad del pueblo de Israel, como trampolín para instigar la unidad de la humanidad.

El objetivo final de la humanidad es ser «como un hombre con un corazón». Puede que llegar allí, nos tome décadas de tormento insoportable, incluida una guerra mundial nuclear o puede tomarnos unos pocos años y un viaje agradable y rápido hacia una sociedad cuyos miembros se preocupan por los demás y estén comprometidos con el bienestar de la humanidad y del planeta. Mi preocupación, es espiritual y no política y ciertamente no partidista.

Sin embargo, dado que es imposible tener unidad sin seguridad, antes de buscar unidad, debemos asegurar la permanencia del Estado de Israel y la seguridad de su pueblo. A mi modo de ver, Benjamín Netanyahu ha hecho un trabajo mucho mejor para mantener a Israel a salvo que cualquier otro primer ministro. Al otro lado del Atlántico, Donald Trump hizo más por la seguridad de Israel que cualquier otro presidente de EUA. Como la seguridad es un requisito esencial para lograr unidad, los apoyé a ambos.

En consecuencia, incluso antes de que Joe Biden tomara el cargo, advertí que si ganaba las elecciones, la seguridad de Israel se vería comprometida. Lamentablemente, tan pronto como ingresó a la Casa Blanca, mi predicción comenzó a hacerse realidad. El regreso al acuerdo con Irán, el creciente apoyo de los palestinos, el permiso tácito que su administración dio a varias organizaciones para atacar a Israel, como la Corte Penal Internacional, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el Consejo de Seguridad de la ONU y muchas otras. todos los que buscan sancionar, censurar, debilitar y en última instancia, demoler el Estado judío, son sólo el comienzo.

Los disturbios que estamos viendo en Jerusalén, Haifa y Jaffa y los cohetes de Jaffa contra la población civil, parecen tener varias razones: los desalojos de Sheikh Jarrah, las tensiones en torno al Monte del Templo, las amenazas de Hamas de intensificar la violencia e instigación a la violencia en las redes sociales, son algunos de ellos.

Sin embargo, el apoyo implícito y en ocasiones abierto, de la administración Biden a estos actos de violencia es lo más preocupante, son el presagio de tormentas mucho más despiadadas que se avecinan. De hecho, los palestinos son el menor de nuestros problemas. Ahora que la administración de Estados Unidos abrió las compuertas para los antisemitas del mundo, podemos esperar ataques de Irán, Rusia, países árabes y básicamente, de todas partes. Perderemos en todos los frentes y nuestra situación irá de mal en peor.

Sin embargo y este es el punto más importante: no veo que la administración Biden sea culpable en esta espiral descendente. Más bien, creo que nos lo ganamos nosotros mismos. Los judíos de EUA y gran parte del pueblo aquí en Israel, querían que ganara Biden. Querían derrocar a Trump y poner a Biden y su administración progresista en la Casa Blanca. Bueno, hicimos la cama ahora tenemos que dormir en ella.

Como judíos, no comprendemos el poder que tenemos. Ni siquiera hablo de influencia política ni de las maniobras que judíos prominentes hicieron para llevar a Biden a la Casa Blanca; hablo en un nivel más profundo. Con nuestro deseo, sentamos a Biden y destituimos a Trump y todos los judíos pagarán, incluidos los judíos estadounidenses.

La división entre los judíos es la enfermedad de nuestro pueblo. Desde el inicio de nuestra nación ha atraído sobre nosotros a todos los malhechores. Nuestra división también nos impide ganarnos el favor del mundo, pues todo lo que esperan de nosotros es unidad y lo único que les damos es división. Esa división hace que queramos ver a los que odian a Israel en la Casa Blanca y nos hace disimular nuestro odio mutuo con protestas santurronas por justicia. Pero si no hay amor, no puede haber justicia.

Permítanme reiterar: no hablo desde ninguna perspectiva política, sino desde mi percepción espiritual del mundo. Si queremos ver paz en el mundo, donde todos estén unidos, debemos tener seguridad y unidad, en ese orden. Y dado que la unidad del mundo comienza con la unidad dentro de la nación israelí, debe haber seguridad en Israel para que Israel pueda tener unidad.

En ese sentido, me gustaría citar al gran Rav Kook, quien, durante la Primera Guerra Mundial, describió la conexión entre los problemas del mundo y la unidad de Israel. En su libro Orot (Luces), escribió: “La construcción del mundo, que actualmente está arruinada por las terribles tormentas de una espada llena de sangre, requiere la construcción de la nación israelí. Construir la nación y revelar su espíritu son una y la misma y ​​es una con la construcción del mundo, que se derrumba en anticipación de una fuerza llena de unidad y grandeza y esto está en el alma de la asamblea de Israel”.

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Publicado en: Judíos, News
Un comentario sobre “Hicimos la cama ahora tenemos que dormir en ella
  1. Rosa Maria Lomeli Delgado dice:

    Buen día, muchas gracias. Bendiciones infinitas 🙏

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