Israel es ahora el líder mundial en nuevos casos de enfermedad por coronavirus. Es decir, todos los países del mundo tienen menos infecciones de coronavirus per cápita que Israel. Los datos de la Universidad Johns Hopkins revelan que Israel promedió 199.3 casos nuevos por día por millón de residentes, en la semana que terminó el 2 de septiembre. Desde entonces, Israel sólo ha ampliado la brecha.
Cuando apareció la COVID-19, los países se alinearon para alabar a Israel por su manejo de la pandemia. Pero en la segunda ola, la realidad se alineó con nuestro comportamiento y caímos del cenit al nadir. Incluso si cerramos la economía una vez más, ponemos todas las ciudades en cuarentena y todos los hogares bajo órdenes de quedarse en casa, no encontraremos más que una recaída momentánea en el contagio, hasta que hagamos lo que debemos: cambiar nuestra actitud mutua. Así, y sólo así, venceremos al virus.
Cuando apareció el virus por primera vez, dije que no era un virus común.
Les advertí que no vino a cerrar la economía, sino a enseñarnos a relacionarnos entre nosotros. Hasta ahora, fracasamos estrepitosamente y el virus celebra con índices de infección récord, la impotencia total de las autoridades y la depravación que nos recuerda los últimos días del imperio romano.
A primera vista, parece haber una batalla entre quienes quieren mantener la economía en funcionamiento y sustentar los medios de vida y quienes quieren restringir las actividades económicas y públicas y sustentar la vida. En mi opinión, mientras nos tratemos con tanta burla y desdén, no sostendremos ninguno.
El problema de las medidas que se tomaron para evitar el contagio, no son las medidas en sí, sino que las estamos tomando para protegernos a nosotros mismos en lugar de a los demás. Cuando el motivo es tan egoísta, los jóvenes, sanos y que no están en grupos de riesgo o que creen que la enfermedad no es más que otra noticia falsa, no tienen porqué cumplir las instrucciones. Al no cumplirlas, no sólo aumentan el riesgo para quienes están en riesgo, también aumentan el odio y la alienación en la sociedad y este es el verdadero problema.
Necesitamos tratar los cubrebocas, las vacunas y todas las demás medidas, no como herramientas médicas, sino como herramientas sociales que nos ayudan a retratar nuestras relaciones. Si cambiamos, podremos abrir la economía sin límites y el virus desaparecerá en poco tiempo. Pero primero, debemos mostrar nuestro esfuerzo por cambiar nuestra actitud hacia los demás y la forma de demostrarlo pasa por usar cubrebocas, mantener el distanciamiento social y hacer lo necesario para preservar la vida y la salud de los demás. No es nuestra vida, sino la de los que nos rodean.
El Estado de Israel siempre está en el centro de atención.
Así como los países se alinearon para elogiarnos cuando logramos frenar el virus al principio, ahora están desconcertados por nuestro colosal fracaso en hacer lo mismo en la segunda ola. Si le mostramos al mundo que la forma de expulsar al virus es con unidad, el mundo seguirá el ejemplo, el resultado será una nueva sociedad unida en todo el mundo.
Debemos recordar que el Estado de Israel, igual que el pueblo de Israel, no es un país más. Fue establecido para que cumpla con su misión para con el mundo: dar ejemplo de unidad por encima de las divisiones y mostrar a las naciones que pueden hacerlo también. Israel está destinado a convertirse en «luz para las naciones» a unirnos «como un hombre con un corazón».
A pesar de los acuerdos recientes, el mundo árabe no hará las paces con nosotros y el mundo no apoyará que estemos aquí si no hacemos las paces entre nosotros. En cambio, las naciones nos culparan por incitar guerras y tomar una tierra que no es nuestra, como dice la UNESCO desde hace varios años.
Covid-19 nos da oportunidad de cambiar nuestras relaciones y así, cambiar la relación del mundo con nosotros y la relación de las naciones entre sí. No subestimemos nuestro poder para hacer el bien o el mal, al mundo entero. Si aceptamos el desafío y nos unimos, expulsaremos al coronavirus, el mundo también aprenderá que la solución a la pandemia está en las relaciones positivas y hará lo mismo, la pandemia desaparecerá y la sociedad global mejorará.
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