Hay una anécdota famosa, cuando el presidente Richard Nixon se reunió con la primera ministra israelí Golda Meir, confesó en un momento de franqueza, que era complicado gobernar a 200 millones de estadounidenses. A esto, ella respondió: «Puedes tener 200 millones de estadounidenses para gobernar, pero yo tengo 6 millones de primeros ministros para gobernar». Hasta hoy, no sabemos cómo respondió Nixon a la broma de Meir. Lo que sí sabemos es que tenía razón. En Israel, todos saben todo sobre cualquier cosa.
Cuando apareció la Covid-19, el mundo entero entró en pánico, nosotros en Israel de inmediato supimos qué hacer y expresamos nuestra opinión a cualquiera que quisiera (o no) escucharla. De hecho, somos un pueblo obstinado.
Hay una razón, nuestros antepasados fueron individuos feroces y de mentalidad fuerte, que dejaron sus tribus y pueblos y se unieron a Abraham para formar una nueva nación que se unió por encima de todas las diferencias. Cuando lo lograron hubo profunda dicha entre ellos.
En otras ocasiones, su carácter inflexible tomaba el control y volvían a ser el viejo y obstinado ego. Y estallaba entre ellos el odio ardiente, pero, después de algún tiempo, recordaban el principio que los había convertido en nación: unidad por encima de las divisiones y reafirmaban su nacionalidad.
Hoy, aún tenemos esas feroces divisiones, pero ya no tenemos los momentos en que nos elevamos por encima de ellas. Nuestro odio se ha vuelto tan intenso, que ya no podemos unirnos por encima de él. Por eso cada problema que se presenta se convierte en una oportunidad para el altercado.
El único momento en que mostramos cierto nivel de unidad, es durante la guerra. Todos los israelíes lo sienten y muchos admiten que si hay algo por lo que agradecer a Gaza cuando lanza cohetes contra Israel, es que, es la única vez que dejamos de luchar entre nosotros.
Por ahora, no veo que esto cambie pronto. Pero en algún momento, los israelíes se darán cuenta de que deben unirse, no sólo porque sean bombardeados, sino porque tienen una misión: dar ejemplo de dejar de lado su división, unirse por encima de ella y construir una nación fuerte.
Precisamente, el ejemplo de una nación creada con extraños es lo que el mundo necesita ver hoy, porque todos se sienten alejados de los demás. Cuando los israelíes se unen, son ejemplo y es lo que necesitan hacer para resolver todos sus problemas; con sus vecinos y con el mundo entero -unirse entre ellos. Por ahora, prefieren unirse con cualquiera, menos entre ellos. En algún momento, no tendrán otra opción y lo harán. Espero que este punto llegue pronto.
Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🌹🙏