Las palabras «noche de los cristales» pueden evocar la imagen de estrellas que brillan en el cielo nocturno despejado, pero no es nada por el estilo. Esta semana, hace 83 años, las fuerzas paramilitares del Partido Nazi (SA) rompieron las ventanas de sinagogas, escuelas y otras instituciones judías, irrumpieron en ellas y las prendieron fuego. El pogrom coordinado tuvo lugar en todo el Tercer Reich, en Alemania y Austria. Las ventanas rotas esparcidas por el suelo dieron a la noche su nombre, Kristallnacht (Noche de los Cristales) o la Noche de los Cristales Rotos. Más de 400 judíos fueron asesinados esa noche, 400 más murieron en campos de concentración poco después y muchos más se suicidaron como resultado de los pogroms.
Esta semana, Austria inauguró en Viena, un monumento para conmemorar a las víctimas de la «Noche de los Cristales Rotos» y la memoria de los 65,000 judíos austriacos que perecieron en el Holocausto. Este evento también es una oportunidad para reconocer que el antisemitismo se está intensificando muy rápido en todo el mundo y que otro Holocausto ya está en el horizonte.
Ojalá pudiera ser portador de buenas noticias, pero la realidad es que no hemos hecho frente a las razones que generaron ese odio violento y sus horrores posteriores. Aún estamos sumidos en la oscuridad que originó ese pogrom y todos los pogroms anteriores y posteriores.
Pero, no veo motivo para desesperarse. Al contrario, la clave para cambiar nuestra posición en el mundo está en nuestras manos; si tenemos la determinación, evitaremos que esas atrocidades aflijan a nuestra nación en el futuro.
Los días de conmemoración no deben centrarse en recordar a los muertos. Yo también perdí a la mayoría de mi familia en el Holocausto, pero recordarlos no evitará que les suceda a mis hijos o a nietos. Si queremos asegurar nuestro futuro, debemos centrarnos en lo que podemos hacer hoy para lograrlo, en lugar de llorar a los muertos, aunque eso también tiene su lugar.
En el espíritu de este enfoque proactivo, creo que deberíamos analizar qué podemos hacer con respecto al antisemitismo. A pesar de todos nuestros esfuerzos, vemos que las explicaciones razonables no desarraigan el odio. Podemos y debemos, prohibir expresiones de antisemitismo en línea y debemos hacer todo lo posible para frenar el odio abierto a los judíos y los ataques a Israel, que se ha puesto de moda entre políticos y líderes de opinión. Sin embargo, estas medidas sólo nos permitirán ganar un poco de tiempo; no evitarán la eventual intensificación del odio a niveles que estallarán en violencia a gran escala contra los judíos.
Para aprovechar el poco tiempo que tenemos, debemos centrarnos en nosotros mismos, en lugar de en quienes nos odian. Hay mucho que podemos hacer para que cambie la opinión del mundo sobre nosotros. A continuación, se muestra una lista de lo que se debe y no se debe hacer con respecto a lidiar con el antisemitismo.
No hacer:
- No debemos intentar apaciguar a quienes nos odian ni en el extranjero ni en Israel. Odian a los judíos y cualquier cosa que hagamos para calmarlos, sólo los animará y agregarán burla al odio.
- Deberíamos erradicar la idea de que el antisemitismo es el resultado de tal o cual política del gobierno israelí. La expulsión de España, los pogroms en Rusia, la Kristallnacht y por supuesto, el Holocausto, sucedieron mucho antes de que existiera un Estado judío. Por lo tanto, atacar a Israel es sólo una forma insinuada de expresar odio a los judíos.
- No discutas con los que odian a los judíos. El odio no necesita justificación; el que odia siempre se siente con derecho a odiar, las discusiones son pérdida de tiempo y de energía.
Hacer:
- Desarrollar la solidaridad entre los judíos. Nuestros antepasados eran extraños que se unieron en torno a la ideología de crear una sociedad en la que la gente ame a otros como a sí misma. Hasta que se comprometieron a ser “como un hombre con un corazón” se convirtieron en nación. Además, fuimos exiliados porque nos odiamos unos a otros, por eso, la base de nuestra nacionalidad restaurada debe ser la unidad.
Por cierto, unidad no implica analogía. Al contrario, las diferencias entre nosotros crearán una sociedad cuya fuerza esté en su diversidad. Los tonos y matices de la sociedad judía unida generarán una sociedad viva, dinámica y poderosa.
- Una vez que logremos unidad entre los judíos en Israel, debe extenderse y abarcar a los judíos de todo el mundo que deseen unirse. Siguiendo la misma idea de que la diversidad genera poder y vitalidad, cualquier judío que quiera contribuir con su estilo especial a la nación unida y rejuvenecida será bienvenido.
- Finalmente y lo más importante: la unidad judía nunca debe ser por sí misma. Todo el propósito de la existencia del pueblo judío es construir una sociedad ejemplar. En los breves períodos en los que tuvimos una sociedad así, prosperamos y las naciones admiraron nuestros logros. Cuando nos separamos, nos odiaron, pues nuestra división envió el mensaje opuesto al que estamos destinados a dar, que la unidad por encima de las diferencias crea una sociedad ideal y gente más feliz.
Como he demostrado en dos extensas publicaciones sobre el tema, La elección judía: Unidad o antisemitismo y Como un Manojo de Cañas: Por qué la unidad y la responsabilidad mutua están hoy en la agenda del día la historia demuestra que estos pros y contras funcionan. Ahora debemos tener el coraje de implementarlos.
Por medio de la unidad y garantía mutua podemos acelerar un cambio y darle una evolución a la crisis existencial. Gracias por el artículo.
Maravilloso artículo, exalta la diversidad y muestra cómo las diferencias no impiden la unión entre nosotros. Estoy totalmente de acuerdo con los principios y directrices presentados aquí.