Hay lecciones importantes que aprender de las guerras del pasado, pero hay una lección que supera con creces a todas las demás: es imposible ganar una guerra sólo con medios militares. El ejército puede ganar tiempo, pero la única forma de ganar la guerra, es ganarla en nuestro interior. En otras palabras, aunque ganamos en el campo de batalla, perdimos la guerra contra nosotros mismos. Desde la Guerra de los Seis Días, nos convertimos en una sociedad dividida. Vanidad, jactancia y odio a los demás invadieron nuestra nación y el sentido de merecer sustituyó a la gratitud por el regreso de un exilio de dos mil años.
Y lo peor de todo, no logramos unir a la nación antes de la guerra de los Seis Días y después de nuestra gran victoria, rechazamos la unidad aún más. Abandonamos por completo nuestra vocación de ser un pueblo virtuoso, luz para las naciones, servir como modelo de amor a los demás y cultivar “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. En lugar de predicar por la unidad, como hicieron Abraham, Moisés y el resto de los fundadores de nuestra nación, nos enorgullecemos de nuestras habilidades militares, tecnológicas e industriales. Y como abandonamos nuestra misión, las naciones nos abandonaron.
¡Mientras tengamos enemigos externos que deseen borrarnos de la faz de la Tierra, debemos luchar por nuestra vida y ganar! Pero, no debemos olvidar que finalmente, somos nuestro peor enemigo. Tan pronto como nos conectemos, nuestros enemigos se conectarán con nosotros.
En la década de 1950, el gran cabalista y pensador Rav Yehuda Ashlag, escribió: «un retorno como el de hoy», es decir, sin unidad, «no impresiona a las naciones en absoluto y debemos temer que vendan la independencia de Israel para satisfacer sus necesidades». Es evidente que Ashlag tenía razón. Hoy, ningún país apoya al Estado judío. Podemos decirnos a nosotros mismos que es porque no podemos explicar nuestra posición correctamente, pero en verdad, no importa lo que digamos, mientras nos odiemos entre nosotros. Si nos odiamos, el mundo no nos quiere cerca, porque en ese estado, no somos la nación modelo a seguir, sino todo lo contrario y si damos mal ejemplo, el mundo no nos quiere.
Estemos unidos o no, el pueblo de Israel une al mundo. Pero, si nos unimos, el mundo se unirá a nuestro alrededor. Si nos dividimos y nos odiamos, el mundo se unirá contra nosotros.
El estado de crisis y pandemia Mundial que se vive hoy por causa de la ruptura en nuestro Mundo tiene que ver con el Egoismo desarrollado al punto maximo que la Humanidad se encuentra dividida por el odio , por suerte conocemos un metodo de conexion que enseñara a cada uno a plantearse la pregunta cual es el sentido de la existencia.
Gracias por el articulo estimado Rav.
Muy buenas tardes Doctor Laitman.
Por este medio le envío un respetuoso y cordial saludo por otra parte me gustaría saber si siguen haciendo contrataciones para colaborar con usted ya que hace unos días lo vi en un video de su canal de YouTube
Cabe mencionar que desde hace mucho admiro su trabajo
Sin más por el momento me despido deseándole un excelente día.
Laura Paola Rodríguez Oviedo