Las fiestas tradicionales y religiosas en Israel, solían ser tiempos de unidad nacional. Hace algunas semanas, Israel celebró Janucá, una festividad cuya esencia es el triunfo del espíritu judío de unidad, sobre el espíritu helenista de exaltación del yo. Sin embargo, precisamente ahora, elementos destacados de la sociedad de Israel, incluido el ex primer ministro Lapid, están llamando a la desobediencia civil, para protestar contra la política del gobierno recién elegido y ya en función y lo hacen con demostraciones de símbolos cristianos en lugar de o más visibles, que la Menorá de Janucá. A pesar de ser una iniciativa principalmente política, simboliza el nivel de división que se está extendiendo en la nación y un Israel dividido es un Israel de corta duración.
No sólo los políticos y los líderes de opinión están presionando por la preeminencia de símbolos cristianos sobre los símbolos de Janucá en Israel. Papá Noel, duendes, ciervos y por supuesto, árboles de Navidad, se pueden ver en algunos centros comerciales, sin rastro de la Menorá. Las universidades también pusieron grandes árboles de Navidad en la entrada de algunos de los edificios y sólo había una pequeña Menorá al lado o ninguna. Incluso el municipio de Tel-Aviv preguntó a los visitantes de su página de Facebook qué festividad les gusta más, Navidad o Janucá.
Tener diferentes agendas políticas y mantener la diversidad de opinión, es la esencia de la democracia, es una condición previa para el avance y desarrollo de la sociedad. Los países que mantienen opiniones diversas prosperan, los países que permiten que domine una sola narrativa, ya sea de derecha o de izquierda, degeneran y se hunden.
En el caso de Israel, la diversidad no es sólo cuestión de evolución o devolución. Para Israel, sofocar la diversidad representa una amenaza existencial.
La esencia de la nación israelí es la unidad por encima de la diversidad. Los antiguos israelitas procedían de muchas naciones, tenían diferentes ideas y eran personas muy firmes. Cuando se encontraron con las enseñanzas de Abraham (o las de sus descendientes Isaac y Jacob), aprendieron que si no reprimen las opiniones de los demás, sino que se unen a ellas a pesar de las diferencias, forman un vínculo que los hace más fuertes y sabios que cualquier nación biológica. Cuando suficientes personas adoptaron el principio de unirse sin suprimir disputas ni desacuerdos, se convirtieron en una nación, la nación de Israel.
Cuando se unieron, sus diferencias se complementaron, crearon un tapiz de opiniones que no había en ninguna otra nación. La unidad que formaron para mantener su nación por encima de la diversidad, tuvo que ser mucho más fuerte que cualquier otra nación.
La naturaleza también está formada por opuestos complementarios; esto es lo que hace que la creación sea armónica y que evolucione. Cuando el pueblo de Israel se unía, eran como la naturaleza; armónica y en evolución, ese fue el secreto del éxito de la antigua nación israelí.
Pero cuando el pueblo de Israel no estaba unido, de inmediato se dividió en las muchas naciones de las que procedía. Por eso, cuando Israel está dividido, se esfuerza por asimilarse entre las naciones y no quiere seguir siendo israelí ni siquiera judío.
Pero, Israel no puede darse el lujo de perder su unidad y desaparecer. El propósito de la existencia de la nación israelí es demostrar que la unidad por encima de la división es posible y que crea una sociedad próspera. Si no entendemos que la diversidad debe ser nutrida y aceptada, nos veremos envueltos en conflictos eternos y la humanidad se destruirá a sí misma.
Si Israel no se une por encima de la división, se desintegra. En ese momento, el mundo odia a los judíos por promover conflicto en lugar de paz. Aunque, no nos culpa porque otros países se enfrenten, sino porque no damos una alternativa al conflicto, que obligue al mundo a buscar la única solución que ve: la guerra eterna. Y culpa a Israel.
Hasta que los israelíes aprendan que sus problemas internos no son sus enemigos, sino sus socios en la tarea de dar ejemplo, podrá unirse por encima de las contradicciones. De otra forma, Israel y el mundo sólo pueden esperar que las luchas y conflictos sigan aumentando*.
*Para más información sobre este tema, lee mis libros La elección judía: Unidad o antisemitismo y Como un Manojo de Cañas.
Deja una respuesta