Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿Tiene algún ejemplo de odio por parte de judíos que haya trabajado en detrimento de judíos que se odian a sí mismos?

antisemitismo odio judíosDe hecho, el fenómeno del odio entre judíos nos ha amargado la vida. Al contrario de lo que nos traería tranquilidad como pueblo judío, cuando nuestras relaciones se invierten y el odio infundado reemplaza al amor, no nos tratamos como otras naciones se tratan entre sí. Nos rechazamos y estamos dispuestos a dar, vender, desechar y desconectarnos unos de otros. Esto da como resultado autodestrucción continua y ese es el estado en el que estamos hoy.

A veces, incluso si el activismo antisemita judío tiene consecuencias para sus promotores, los judíos que odian a los  judíos, están dispuestos a pagar un alto precio personal para avanzar en su agenda de dañar a Israel. Un ejemplo de judíos que se han disparado en el pie, es la amarga presión comercial de los helados Ben & Jerry’s contra Israel, que instigaron los fundadores de la empresa, Ben Cohen y Jerry Greenfield. Parece que encuentran un sabor dulce en apoyar causas progresistas destinadas a boicotear, desinvertir, sancionar y asfixiar a Israel, incluso si la marca que construyeron “acaba en guerra consigo misma”, como citan los analistas financieros.

Ben Cohen y Jerry Greenfield influyeron en la empresa multinacional Unilever, propietaria de Ben & Jerry’s, para que, en julio de 2021, anunciara que ya no vendería helados en Judea, Samaria y Jerusalén Este, pues “es incompatible con nuestros valores, que el helado Ben & Jerry’s se venda en el Territorio Palestino Ocupado”. La medida tuvo repercusiones económicas cuando el Centro Simon Wiesenthal, llamó a un boicot de consumidores a los “helados antisemitas” de Ben & Jerry’s, y varios estados de Estados Unidos, como Nueva York e Illinois, anunciaron que desinvertirían en Unilever.

Para evitar más reacciones negativas, en junio de 2022, el conglomerado de bienes de consumo Unilever, vendió su negocio de helados Ben & Jerry’s en Israel, al licenciatario local. Sin embargo, Ben Cohen y Jerry Greenfield no sucumben a la presión, cuando el objetivo final es congelar cualquier vínculo con el Estado de Israel. En septiembre de 2022, en una muestra de perseverancia y determinación sin igual, para mantener una postura feroz de boicot a Israel, ambos activistas presentaron una demanda contra Unilever, su empresa matriz, para oponerse a la venta, reclamar daños y perjuicios y exigir la devolución de las marcas registradas.

Otro ejemplo de que el odio judío va en detrimento de los judíos que odian, tras el estallido de otra ronda de violencia en mayo de 2021, entre la Gaza controlada por Hamás e Israel un grupo de más de 250 empleados judíos de Google firmó una carta en la que instaba a su director ejecutivo a cortar vínculos comerciales con las Fuerzas de Defensa de Israel, a reconocer “el daño causado a los palestinos por el ejército israelí y la violencia de pandillas”.

Entre otras cosas, los firmantes exigían “revisión de todos los contratos comerciales y donaciones corporativas de Alphabet (empresa matriz de Google) y la rescisión de los contratos con instituciones, como Fuerzas de Defensa de Israel, que apoyan las violaciones israelíes a los derechos palestinos”. El punto más notable de esta carta es que los firmantes se identificaron como judíos y así presentaron la carta. Declaraciones similares emitieron empleados judíos de Amazon y Apple.

La solicitud respondía a un punto de ruptura entre dos grupos de empleados judíos de Google, que luchan entre sí por la influencia en la empresa. Por un lado, están los “Jewglers”, la voz judía predominante en Google, un grupo de empleados que se identifican con causas pro-Israel y con la lucha contra el antisemitismo, por el otro lado, está un contingente de “Jewglers” anti sionistas que formaron el grupo disidente llamado Solidaridad de la Diáspora Judía.

Cuando se creó el grupo anti sionista, se auto describió como “judíos y aliados anti sionistas, antinacionalistas y anticolonialistas”. Esa introducción fue cambiada más tarde a “Somos judíos y aliados que honramos nuestras tradiciones anticolonialistas judías”. El grupo Solidaridad de la Diáspora Judía en Google, protestó específicamente por la participación de su empresa en un acuerdo comercial con Israel, conocido como Proyecto Nimbus, un contrato de servicios de inteligencia artificial y computación en la nube por 1,200 millones de dólares.

Pero lo que comienza con sentimientos anti israelíes no termina allí; el autoodio es mucho más profundo. El rechazo de los acuerdos comerciales con Israel también se extendió a una oposición flagrante a las causas judías. Después de que Google anunciara una pequeña donación a cuatro organizaciones sin fines de lucro, que luchan contra el antisemitismo, el grupo judío anti sionista dentro de la empresa se enfureció y rechazó la donación.

Ariel Koren, una de las cofundadoras del grupo activista antiisraelí de Google y una de las principales promotoras de la campaña #NoTechForApartheid para aislar lo que consideran un Estado de Israel opresivo, renunció a su puesto de marketing en la empresa, después de que le ofrecieran mudarse de California a Sao Paulo, Brasil. Renunció alegando que la reubicación prevista era una represalia de Google contra su activismo, la empresa lo negó. Entre quienes elogiaron su decisión de dimitir y apoyaron plenamente su postura antiisraelí se encontraban activistas del BDS y miembros de la organización terrorista Hamás.

Pero si los judíos que odian a judíos creen que adoptar esa postura moralista contra Israel, les hará ganar el afecto y el abrazo del mundo, están equivocados. Les ganará su desprecio y odio. Lo único que ayudará a los judíos es superar el odio que impregna nuestras relaciones.

A lo largo de las generaciones, un número considerable de textos sagrados y líderes espirituales judíos subrayan la importancia de nuestra unidad por encima de todo. Masechet Derech Eretz Zuta (Tratado de la conducta ética), escrito aproximadamente al mismo tiempo que el Talmud, es una de las muchas declaraciones en ese espíritu: “Incluso cuando Israel adora ídolos, si hay paz entre ellos, el Señor dice: ‘No tengo ningún deseo de hacerles daño’. … Pero si son objeto de disputa, ¿qué es lo que se dice de ellos? ‘Su corazón está dividido; ahora cargarán con su culpa” (Masechet Derech Eretz Zuta, cap. 9).

De modo similar, el Talmud afirma: “Aunque Beit Shamai y Beit Hillel discutían, se trataban con cariño y amistad para mantener lo dicho: ‘Amor, verdad y paz’” (Talmud de Babilonia, Yevamot 14b).

En la actualidad, estamos alimentando lo opuesto a la ideal de cohesión. Cada comunidad se preocupa por sus intereses de la forma más estrecha y egoísta. Somos totalmente indiferentes al destino de los judíos de otras comunidades. De hecho, a menudo preferimos desvincularnos para que la atención del mundo se desvíe de los judíos.

Evitar nuestra identidad judía no nos ayudará. Somos el centro de atención, porque somos responsables de lo que sucede en el mundo, es decir, de todo lo que está mal en él. No importa que podamos demostrar que no somos responsables de ninguno de los problemas porque, a los ojos del mundo, lo somos y la razón no cambia la opinión de la gente.

Lo que puede cambiar la opinión del mundo sobre los judíos es nuestra unidad. Si nos unimos, el mundo cambiará lo que siente por nosotros. Como escribió Rav Kook, primer Gran Rabino del asentamiento judío en Israel: “La construcción del mundo, que actualmente se encuentra desmoronado por las terribles tormentas de una espada llena de sangre, requiere la construcción de la nación israelí. La construcción de la nación y la revelación de su espíritu son una sola cosa y es una con la construcción del mundo, que se está desmoronando en anticipación de una fuerza llena de unidad y grandeza y todo lo que está en el alma de la Asamblea de Israel”. (Rav Yitzhak HaCohen Kook [Raiah], Orot (Luces, 16)

Pero, perdimos nuestra unidad y caímos en un odio mutuo, abismal. En ese estado, no cumplimos nuestro propósito; no somos modelo de responsabilidad mutua y unidad, por eso, condenamos al mundo a combatir perpetuamente “La cuestión de la unidad social, que puede ser la fuente de alegría y éxito, se aplica particularmente entre los cuerpos y la materia corporal del hombre y su separación es la fuente de calamidades y desgracias”, explica el cabalista Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) en su artículo La Libertad.

Basado en el libro Jewish Self-Hatred: The Enemy Within An Overview of Jewish Antisemitism (Auto odio judío: el enemigo interno – Panorámica del antisemitismo judío) del doctor Michael Laitman.

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