Una vez, una mujer soñó que Creador estaba detrás del mostrador de una tienda. Se acercó y le preguntó: “¿Qué puedo comprarte?” El Creador respondió: “Puedes comprarlo todo”. Ella rápidamente pidió: «¡Dame salud, felicidad, amor, éxito y riqueza!». El Creador fue a la trastienda, regresó con un pequeño sobre de papel y se lo entregó. «¿Eso es todo?» preguntó la mujer. El Creador respondió, “Sí, ¿no sabes que en mi tienda sólo se venden semillas?”
A todos se nos han dado semillas similares, que pueden producir cualquier cosa buena y deseable. La pregunta es, qué elegimos hacer y con qué diligencia las nutrimos y cultivamos. Esencialmente éste es el significado de la vida: comprender lo que el Creador quiere que hagamos con lo que recibimos y cómo actuar en cada momento.
Debemos creer que el potencial para todo, está en nuestro interior. Nuestra tarea es estar en un ambiente propicio, como las semillas que están en un suelo fértil, al hacerlo, florecerá en nuestro interior. Esto implica rodearnos de libros y de gente que, como nosotros, busca el significado de la vida, se esfuerza por comprender lo que el Creador desea que hagamos con los dones que nos dio.
Además, debemos regar las semillas y esforzarnos en nutrirlas. Al tratar de comprender nuestro propósito y las experiencias que acumulamos a lo largo del camino, será como el agua que nutre a las semillas.
Si entrara a la tienda del Creador, ¿qué pediría? Pediría sabiduría para alinearme con Su deseo, poder entregarme totalmente a Él y permitir que sólo Sus pensamientos y sentimientos se manifiesten dentro de mí.
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