Un nuevo año siempre está asociado con un nuevo inicio, particularmente después de un año tumultuoso que la gente quiere olvidar por completo. Es una forma natural de autoconservación por la que atraviesa la humanidad, que actúa como niño pequeño que cierra los ojos y dice: «Ya no tengo miedo, no hay nada ahí fuera». Por el contrario, el año que dejamos atrás fue uno de grandes lecciones aprendidas, la revelación de la importancia de nuestra conexión para poder comenzar un nuevo mundo, hacia un buen futuro. Todo depende de nuestra unidad.
¿Ves el vaso medio vacío o medio lleno? El pesimismo u optimismo sobre la vida está determinado, en gran medida, por la forma en que funciona el cerebro con influencia de nuestros genes. Si es así, ¿cómo podemos construir un enfoque equilibrado para las situaciones que pueden surgir?
La humanidad está dividida en dos partes: pesimistas y optimistas, izquierda y derecha, hombres y mujeres.
La naturaleza creó una realidad diversa, pero, si aprendemos a conectarnos de forma mutua y complementaria, todos los matices y distinciones se fusionarán maravillosamente. Tal fusión creará el tipo de totalidad que ninguna parte podría alcanzar por sí sola.
Ser siempre optimista no es lo ideal, pues si por ejemplo, no reconocemos el peligro inherente a una situación particular, podemos meternos en problemas. Por otro lado, tampoco es bueno ser siempre pesimista. Necesitamos aprender a conectar estas dos tendencias de manera equilibrada, como lo positivo y lo negativo en un sistema eléctrico.
Si observamos a profundidad, encontraremos que dentro de todo pesimista hay un poco de optimismo y viceversa. Así fuimos hechos para que tengamos algo en común con lo cual podamos conectarnos y comunicarnos de alguna manera, con otros que tienen cualidades opuestas. Es decir, para completar cada cualidad del lado negativo de las fuerzas de rechazo, separación y odio, hay una cualidad complementaria en el lado positivo que expresa unión y amor. Así logramos equilibrio.
Para mejorar nuestra perspectiva en la vida, necesitamos conectarnos con diferentes personas. Considera que no sólo tenemos dos ojos, nuestro cerebro también está dividido en dos. La combinación de opuestos es necesaria para construir un sistema de trabajo completo. En los últimos años, esta idea se internalizó en los campos de la ciencia, la tecnología y en varias otras innovaciones. Los proyectos más importantes requieren un nivel de integración muy alto.
Los estudios muestran que la gente optimista tiende a centrarse en el progreso y el crecimiento, mientras que los pesimistas se preocupan principalmente por la confianza y la estabilidad, tratan de no tomar acciones riesgosas. La combinación correcta de las dos tendencias puede hacernos avanzar con confianza y seguridad de manera óptima.
Nuestras tendencias inherentes desde el nacimiento no se pueden cambiar, pero lo que sí se puede moldear y dirigir es la forma en que se usan, puede hacerse al conectarnos con los demás. Por eso, la autocrítica constante o torturarnos para cambiar, es inútil. Es mucho mejor concentrarnos en desarrollar relaciones con otros, que nos lleven a cosechar nuevos logros a un nivel superior. Formar conexiones profundas requiere esfuerzos para trascender nuestra tendencia egoísta natural de querer controlar a los demás y el rechazo natural que tenemos hacia lo que es diferente a nosotros.
En un sentido amplio, cada sociedad se compone de partes y personas divergentes y de año en año, las luchas entre tipos en conflicto se vuelven más contundentes. Sin embargo, el mundo globalizado en el que vivimos es la única red de conexión que nos une. Es una realidad en la que, por necesidad, nos volvemos cada vez más dependientes unos de otros, sólo si nos integramos con garantía mutua podremos construir un sistema estable que garantice que la humanidad no colapse y vaya a su perdición.
El desafío de nuestro tiempo es aprender a mantener la diferencia y la singularidad de todos y cada uno de los individuos y lograr equilibrio entre ellos. Ese proceso ampliará nuestra mente y emociones nuevas, integrales, complementarias y compartidas que se abrirán paso hacia una nueva dimensión de la existencia, una que esté conectada y sea hermosa como la naturaleza, como el tejido de la vida. Por eso, la mejor resolución de Año Nuevo que podemos tener es avanzar hacia una conexión más cercana entre nosotros.
Muchas gracias. Siempre he tenido la idea que el pesimismo no puede estar presente en mi vida y mucho menos tener conexiones con personas pesimistas. Manejar y aceptar lo negativo con lo positivo. Estoy aprendiendo cada día. Dios los bendiga grandemente 🙏