Sí la hay. En la Edad Media, la gente sentía dependencia mucho más profunda de los judíos, que la gente de hoy.
Hoy tenemos medicina, química, tecnología y otros medios con los que podemos usar la naturaleza en nuestro beneficio. La humanidad ha acumulado mucho más conocimiento y hoy, mucha más gente se dedica a campos que típicamente eran ocupados por judíos.
Sin embargo, no disminuye el antisemitismo en nuestro tiempo -aunque ya no sólo los judíos ocupen ciertas posiciones y compromisos en la sociedad- por el contrario, el antisemitismo está aumentando y toma una nueva forma evolutiva.
El odio a los judíos en nuestra era, no se debe al éxito desproporcionado de los judíos en campos como ciencia, tecnología y medicina. Se debe a cierta fuerza oculta que tiene sus raíces en lo que hizo de los judíos un pueblo unido, cuando se estableció, surgió una fuerza que puede unir a la humanidad por encima de todas las diferencias y divisiones.
Antes de elucidar el odio a los judíos en nuestro mundo, hay un sentimiento más profundo de odio que, en su esencia, a menudo ni los mismos antisemitas pueden entender: que dado que el pueblo judío una vez se unió y se convirtió en conducto para la fuerza positiva de conexión que habita en la naturaleza, para extenderse y cubrir la sociedad humana, del mismo modo hoy, mientras más problemas e insatisfacción se siente en la vida, más se siente que, de alguna forma, los judíos están detrás de todas las dificultades.
Hoy, el antisemitismo es más agudo, más sutil, más amenazante y más global. Si el pueblo judío se une por encima de sus diferencias, como lo hizo cuando se convirtió en el pueblo de Israel, será conducto para que la fuerza positiva que habita en la naturaleza se propague y cure al mundo de sus problemas.
Por eso, el antisemitismo sólo puede ser desarraigado, si los judíos logramos funcionar de acuerdo con lo que nos hizo judíos: comenzar a unirnos por encima de nuestras diferencias y al hacerlo, desatascar cierta tubería interna en la conciencia humana, para permitir que la fuerza positiva de la naturaleza entre al mundo y dejar que la unidad cubra las crecientes diferencias y divisiones en la sociedad humana.
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