La idea de «arreglos» cosméticos ha existido por décadas. Sin embargo, en los últimos años, se ha vuelto omnipresente y comienza a una edad muy temprana, es casi como si para cuando cumples dieciséis años, hubiera algo mal en ti si no te «arreglas» algo . Los padres pueden horrorizarse cuando su hija de doce años quiere aumentar sus labios, una queiloplastia, pero ¿qué podemos esperar si permitimos que los ídolos de las redes sociales y las estrellas de la televisión sean los que los educan?
El sistema educativo abandonó, desde hace mucho tiempo, la aspiración de educar con valores y capacidad para pensar por sí mismo. En el mejor de los casos, se centra en dar información. Los padres, por su parte, suelen estar demasiado ocupados o muy inseguros para educar. Como resultado, los niños crecen y aprenden de un entorno formado por redes sociales, televisión y amigos, que también aprenden de las redes sociales y la televisión.
Lo que aprenden allí es que sólo la apariencia importa. Si no te ves bonita y rica, no vales nada. Cuando los niños exigen que sus padres paguen su cirugía de nariz o de aumento de labios (a veces más que eso), no deben sentirse consternados ni enojados con sus hijos. La gente, especialmente los jóvenes, aprende sólo con el ejemplo. Si los valores a los que los exponemos dicen que sólo importa lo exterior, no tienen más remedio que ser superficiales.
Cuando en mis publicaciones hablo de educación, me refiero ante todo al entorno social que creamos, pues es nuestro verdadero educador. En algunas sociedades, no tienes estatus social hasta que matas a alguien. Esto también es educación. No importa lo que aprendas; lo que importa es de quién lo aprendes. Los valores inculcados en el entorno social, determinan el curso en la vida, mucho más que lo bien que conozcan el cálculo, la diferencia entre “sujeto” y “objeto” o los nombres de los presidentes.
La superficialidad paga; hace que la gente compre más ropa, teléfonos, coches y «arreglos» corporales. Para las corporaciones gigantes y las empresas de alta tecnología, nuestra superficialidad es bonanza. Pero la superficialidad aliena a la gente. Si lo que eres es lo que tienes y como te ven, lo único que quieren es que los demás se vean peor y tengan menos.
Sólo si aprendemos a ver más allá de la piel, nos daremos cuenta de los regalos que otros pueden darnos. Cuando nos enfocamos en conectarnos con la gente, no nos importará tanto cómo se ve ni qué viste ni qué conduce. Nos importará cómo se comunica con nosotros, cómo nos hace sentir en nuestra conexión y cuánto se preocupan por los demás.
Cuando construyamos una sociedad solidaria, entonces y sólo entonces, podremos decir que educamos bien a nuestros hijos. Y nuestros hijos serán felices, pues sabrán que su entorno social los abraza y no compite con ellos.
Extraordinaria reflexión!!! Esa formación desde niña la aprendí y sólo viví una vida infeliz y vacía. Proyectando en los demás la incapacidad para desarrollar relaciones afectivas a través del ego cobarde que siempre utilicé. Hoy despertar conectandome con mi creador Dios. Estoy muy agradecida. Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏
Shalom, le doy Gracias a nuestro Bendito sea que tuve una infancia en familia aunque con el pasar de los años la globalización me hizo pensar en tener y verme mejor no con cirugías sino preocupándome de mi bienestar físico que trajo consecuencias , cuando me di cuenta volví al Bendito sea y aquí estoy feliz tratando de construir un ambiente de amar al prójimo como a mí mismo.