Hay una fuerza única de amor, otorgamiento y conexión, detrás de nuestra vida en este mundo y lo que percibimos es la imagen con la que esa fuerza desea enseñarnos a conectarnos directamente con ella.
Al tratar de descifrar la fuerza única en esa imagen, pasamos por un proceso de aprendizaje. Cuando pasamos de su representación externa a su representación interna, comenzamos a penetrar, no sólo en la imagen, sino en la fuerza única en sí misma.
Y recibimos una imagen nueva en nuestra mente y sentimientos. Se instala en nosotros de manera similar a cómo se instalan nuevos programas en una computadora. Y descargando sus programas en nosotros, podemos encontrar, registrar e incorporar este nuevo programa en nuestro interior y penetrar más y más profundo en la fuerza única que existe en la realidad.
Los programas son las imágenes, tanto de nosotros como de los demás, que se nos aparecen. Y alcanzamos un estado en el que percibimos y sentimos la fuerza superior única y su programa completo de cómo y por qué opera en nosotros y la manera en que lo hace. Lo hacemos asemejándonos a esa fuerza en nuestras propias cualidades; de lo contrario, no tendríamos percepción ni sensación alguna de ella.
Gracias a la miríada de representaciones externas, imágenes y formas del mundo que, gradualmente incorporamos dentro de nosotros, podemos comprender la fuerza superior única con más profundidad y claridad y llegar a ser cada vez más como ella.
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