Un artículo de periódico que me enviaron hace algunas semanas dice: «La Administración de Alimentos y Medicamentos de EUA (FDA) declaró que el primer producto de carne cultivada en laboratorio es seguro para el consumo humano… El producto es pollo «sin sacrificio», criado con células cultivadas y podría salir al mercado en unos meses». Si se comercializa con éxito y si se mantienen las condiciones correctas para producir carne segura y saludable y hay un gran «si» en torno a esta última condición, estoy a favor.
Hoy, la mayoría de la gente vive en ciudades. Rara vez ve la relación entre el alimento que compra en el supermercado y su procedencia. Si las verduras que come se cultivan sin tierra o si la carne procede de una fábrica en lugar de un animal sacrificado, no creo que le importe. De hecho, muchos se alegrarán de saber que la carne de pollo no procede de un pollo de verdad y que no se sacrifican aves de corral para hacer su comida.
Además, teniendo en cuenta el costo de la cría de ganado y aves de corral, la carne y el pollo cultivados en laboratorio, probablemente serán más baratos. Para muchos, la comida sana es un lujo, así que quizás esto la haga algo más asequible.
Además, la producción de carne cultivada en laboratorio tiene un claro beneficio para el medio ambiente, en comparación con la carne procedente de animales. Los animales necesitan zonas de pastoreo y no sólo agotan la vegetación, también destruyen el hábitat natural de la fauna.
En un futuro más remoto, creo que los alimentos cultivados de forma natural desaparecerán por completo. Podría ser que la gente compre cajas que contengan alimento que no pueda reconocerse como nada de lo que tenemos hoy, no será ni verdura ni carne, sino algo totalmente distinto. No tengo ningún problema con eso, sobre todo, porque no soy un gran aficionado a la carne. No soy vegetariano, pero tampoco me fascina la carne. Mientras la humanidad fabrique alimentos adecuados, no tengo ningún problema si se produce en laboratorio o en fábrica y no creo que debamos pensarlo dos veces.
Lo que sí creo que deberíamos hacer es, pensar en nuestra actitud hacia lo que nos rodea. Tenemos que aprender a tratarlo con decencia y amabilidad y comprender que dependemos unos de otros en todos los niveles: mineral, vegetal, animal y humano. Si entendemos que todos somos vitales para la perfección de nuestro planeta, que nos complementamos y que nuestro bienestar depende del bienestar de todo lo que habita la Tierra, viviríamos más correctamente y habría comida de sobra para todos.
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