El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que estamos viviendo una «catástrofe generacional» en educación, debido al cierre de escuelas durante la pandemia. Por un lado, entiendo que es triste. Por otro, si observamos el resultado en la gente, después de pasar toda su infancia y adolescencia en el sistema educativo, no estoy tan seguro de que debamos lamentar su cierre. En mi opinión, en realidad es la desconexión del antiguo sistema, lo que nos permitirá examinarlo de lejos, criticarlo y construir uno nuevo y mejor.
La violencia en las calles y dentro del hogar, la tasa de criminalidad, el abuso de sustancias, la prostitución, las tasas de depresión, los suicidios, todos son resultado de la educación que damos a nuestros hijos. Así que, se puede lamentar el cierre del sistema educativo, pero a juzgar por los resultados, no fue una historia de éxito. El deterioro no inició con la aparición de Covid-19. Inició hace décadas.
El sistema educativo se construyó durante la Revolución Industrial y su propósito fue dar a los agricultores que habían migrado a la ciudad, el conocimiento necesario para convertirse en operadores de máquinas. Con el tiempo, agregamos más y más campos de conocimiento al sistema escolar, pero no cambiamos el principio básico: memoriza el material que te dan tus maestros, es todo lo que necesitas para hacer un buen trabajo.
En algún momento del camino, olvidamos que la escuela da conocimientos a los niños, pero no los mejora como seres humanos. Esa parte, la que les enseña a comunicarse con los demás, a cuidar a otros, a ser un elemento positivo en la sociedad, se olvidó por completo. Los padres ya no educan, porque los niños no están en casa y las escuelas tampoco educan, porque no fueron hechas para eso y el resultado es que, dieciocho años después de que nacen, los dulces niños en quienes depositamos nuestras esperanzas, se convierten en salvajes incorregibles ya desarrollados. Por eso es mejor que las escuelas cierren; es otro beneficio de la Covid-19 para la sociedad.
El sistema educativo correcto debe poner énfasis en la conexión humana, no en imbuir información. Debe enseñar a los niños que la gente con opinión diferente no es enemiga. Al contrario, nos muestra perspectivas que, de otro modo, podríamos haber pasado por alto. Incluso si no estamos de acuerdo, no sabríamos por qué pensamos lo que pensamos si no fuera por la necesidad de articular nuestra opinión.
Además, en un mundo tan lleno de opuestos, es fácil ver que así como nada en la naturaleza está completo sin su opuesto, lo mismo ocurre con la gente. Cuando tenemos diferente opinión, pudiera parecer que estamos discutiendo quién tiene la opinión correcta, pero en verdad, hacemos avanzar al mundo a un nivel superior de existencia.
Del mismo modo, cuando vemos nuestros pies mientras caminamos, parece que están compitiendo. Pero nosotros, que los vemos desde arriba, sabemos que la aparente competencia, realmente es un avance de todo el cuerpo hacia el lugar al que queremos ir. Si no fuera por la aparente competencia, no avanzaríamos en absoluto, estaríamos parados.
Pero los niños no aprenden eso en la escuela; sólo memorizan. Por eso estoy muy feliz de que, finalmente, hayamos llegado a un punto en el que realmente podemos educarnos a nosotros mismos, convertirnos en seres humanos, no en computadoras humanas. Ahora, quizá, haya esperanza para nuestra especie.
Ml gracias por esta explicacion.
Lo comparto doctor Laitman.