Cielo e infierno, ¿Dónde están?

Activistas de oposición se pelean con la policía durante una manifestación, tras la muerte de un camarógrafo que fue golpeado durante la violencia contra activistas LGBT, la semana pasada, para exigir la renuncia del primer ministro y el gobierno, en Tbilisi, Georgia, 12/jul/21. REUTERS / Irakli Gedenidze

«Imagina que no hay paraíso«, cantó John Lennon. “No hay infierno debajo de nosotros, sobre nosotros sólo el cielo”. En cierto modo, tenía razón. La sabiduría de la Cabalá enseña que ni cielo ni infierno son un lugar, sino estados en nuestras relaciones. Infierno es cuando no podemos soportarnos, como sucede hoy, excepto que somos más conscientes de nuestro odio y cielo es cuando amamos a otros como nos amamos a nosotros mismos, claro y simple.

No hay personas ni animales ni plantas ni minerales en la sabiduría de la Cabalá, ni lugar ni tiempo ni movimiento. Cuando los libros de Cabalá discuten las relaciones entre personas o describen viajes de un lugar a otro, en realidad lo usan como símbolo para describir las relaciones de la gente entre sí y del amor que siente por otros.

Por cierto, esa cualidad de amor, es a lo que nos referimos como «Creador». Él tampoco es una entidad ni una deidad en el sentido en que las religiones piensan. Él (o más bien eso) es la cualidad de amor, la naturaleza de amor.

Cuando el hombre adquiere la naturaleza de amor, se considera un logro del Creador y se dice que está en el cielo. Cuando descubrimos que nos odiamos unos a otros, que nuestras relaciones se basan en explotar, manipular y abusar, claramente estamos en el infierno. Pero si ya sabemos que estamos en el Infierno, probablemente ya estemos saliendo de él, pues ya podemos comenzar a cambiarnos a nosotros mismos, a corregir nuestra naturaleza. desde la absoluta auto absorción hasta el cuidado a otros y la amabilidad.

De acuerdo con Cabalá, determinamos si estamos en el cielo o en el Infierno de acuerdo con nuestra relación mutuas. En pocas palabras, infierno es odio total, cielo es amor puro. ¿No tiene un sentido perfecto?