En tiempos modernos, la comida se ha convertido no sólo en fuente vital de nutrientes para nuestra supervivencia como organismo, también se transformó en obsesión. En los últimos cincuenta años empezamos a consumir innumerables alimentos procesados industrialmente y al mismo tiempo, una nueva tendencia, las llamadas «dietas saludables» tomaron por asalto a los consumidores.
Hay muchos alimentos que se producen con el único propósito de llenar la cuenta bancaria de alguien, como consecuencia, llenan los hospitales de pacientes. Consumimos productos procesados con sustancias químicos y conservadores usados en agricultura y en la producción de alimentos. Es posible obtener ganancias con cada producto alimenticio que se inventa, convertirlo en un negocio exitoso. Los empresarios que identifican una oportunidad para obtener ganancias, publican formas de alimentos y dietas que supuestamente son más saludables. Recomiendan al público qué comer y contratan a sus propios expertos e investigadores que validan y promueven el producto o estilo de vida que venden. Y los expertos hacen lo que se les pide y dicen: «¡Así se come, es la forma correcta de vivir!»
A pesar de todos los estudios y la publicidad, no suele haber ningún beneficio real en esos alimentos. Incluso si demostraran que prolongan la vida de 80 a 90 años, con ese alimento especial, ¿Cuál es el beneficio de vivir otros diez años? El final es el mismo, ¿Qué se gana, si nos enfocamos en la duración y no en la calidad de vida?
Todos deberían seguir una dieta sana y sencilla y beber agua limpia. Todos los alimentos que entran al cuerpo deben ser lo más naturales y simples posible, cerca de la fuente. Debemos comer con moderación, lo suficiente para vivir. Es decir, no limitarnos ni abstenernos, sino comer normalmente. Lo principal es no desviarse ni ser arrastrado por la histeria «saludable» para convertirla en culto, mientras pierdes la esencia de la vida.
Puesto que el cuerpo humano es similar al de cualquier otro animal, el cuidado que requiere es igual al cuidado del animal, cuidados simples y básicos. Si realmente queremos alcanzar un enfoque de vida más holístico y equilibrado, debemos centrar nuestra atención en desarrollar e invertir en el alma. Las preguntas esenciales que deberían alimentarnos son: ¿Para qué vivimos? ¿A dónde va el mundo? ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál es nuestro papel especial en la vida y en el mundo?
Encontraremos la respuesta a estas intrigantes preguntas observando las diversas formas de vida en la naturaleza. Que todos sus niveles -inanimado, vegetal y animal- consumen sólo lo que necesitan y nada más. Que el poder que gobierna todas las formas de vida, la mente suprema que actúa en la creación, las hace existir en perfecta integración y reciprocidad, sin omitir ni descuidar ni un solo detalle. Debemos admirar las conexiones ramificadas en la naturaleza que sustentan al mundo y debemos esforzarnos por parecernos a ellas en nuestras interacciones.
En la búsqueda del intelecto que opera dentro de la naturaleza, desarrollaremos nuestras funciones superiores: capacidad mental, intelectual y social. Lo más importante es desarrollar el alma. En el intento por parecernos al sistema de leyes naturales, crearemos una sociedad sana, fuerte y robusta que eliminará las relaciones mórbidas de explotación y lucro a expensas de los demás. Así viviremos, no sólo una vida mejor, también estará llena de un significado mucho más profundo.
Buen día, grandiosa información, me viene a mi, xq siempre he cuidado mi alimentació, metida en infinidad de Nutricion para evitar engordar. Y descuide como nutrir la mente, emociones y más que todo mi Espíritu. Me apena. Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏🙏