Cuando logramos espiritualidad, alcanzamos eternidad y perfección, el propósito de la vida.
Para alcanzar ese estado requerimos desarrollar conexiones humanas positivas. Así descubrimos igualdad, seguridad, felicidad, confianza y amistad verdaderas.
Cuando iniciamos el camino espiritual, podíamos tener que superar problemas como depresión, soledad, ansiedad, estrés, problemas ambientales, pero obtenemos herramientas para resolver problemas en la familia y la sociedad en general.
Incluso si logramos vivir la mejor vida material posible, ganar mucho dinero, comprar lo que queramos y estar lo más cómodos que podamos, la vida terminará dentro de ciertos límites, ya sea 70, 80, 90 o incluso 100 años, pero se acabará.
En cambio, el viaje espiritual es la invitación para lograr plenitud en una forma de vida más feliz, segura y equilibrada, en la que podremos sentir nuestra siguiente vida y en el proceso demos nacimiento a la percepción y sensación de una realidad completamente nueva.
En el camino espiritual nunca estamos solos. Juntos percibimos la espiritualidad para todos. Si bien el camino tiene ascensos y descensos, sentimos una especie de embriaguez cuando nos elevamos espiritualmente y logramos alcanzar el siguiente grado.
¿Cuál es el siguiente grado espiritual? Es un estado en el que todos se sienten como un todo único. No es un sentimiento en el que cada uno siente mundos y vidas individuales y diminutas.
En la vida corporal, desprendida de la espiritualidad, sólo somos como células en un organismo masivo y sentimos la diminuta vida de la célula. Pero cuando nos elevamos al siguiente grado espiritual, nos sentimos como parte de un organismo común y sentimos la vida del organismo. Esa vida es eterna y perfecta, porque es congruente con la trayectoria de otorgamiento y amor, las cualidades propias de la naturaleza.
Alcanzar la espiritualidad es el proceso de conectar en un todo las partes rotas del gran organismo global del que somos parte e invitar a la fuerza de amor y otorgamiento de la naturaleza como adhesivo de la conexión.
Así, sentimos la vida de todo el organismo que existe para siempre, sostenido por las eternas cualidades de amor y otorgamiento. Se llama “alma”, es un alma para todos.
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Excelente anális docto Laitman. Felicidades