Uno de los conceptos clave de la Cabalá es el «reconocimiento del mal». Es decir, que te das cuenta de que algo está muy corrupto y que tienes que cambiarlo. Por lo general, se refiere a cualidades dentro de ti, cuando eres honesto contigo mismo. Pero a veces, el reconocimiento del mal pertenece a todo el sistema, cuando te das cuenta de que, desde hace mucho tiempo que se necesita una transformación. Hoy, este es el estado de la democracia, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. La pregunta es ¿qué la reemplazará?
La democracia fue una buena idea mientras funcionó. Es preferible a otras formas de autarquía, porque la gente puede expresarse con relativa libertad, el sistema de justicia es más o menos confiable, la gente siente que tiene voz en la vida del país, no se siente oprimida y su nivel de vida suele ser mejor que en países no democráticos.
La democracia no surgió de la nada. La humanidad evolucionó hacia ella, después de pasar por fases en las que la esclavitud fue la norma, la monarquía era un hecho y la gente no podía imaginar otra cosa.
Pero la naturaleza humana no es estática; se desarrolla constantemente y exige cada vez más. En el pasado, los esclavos estaban contentos si tenían un buen amo. Hoy, no podemos aceptar ser propiedad de nadie. A medida que comenzamos a evolucionar y a exigir más, buscamos otras formas de vida. Fuimos a la extrema derecha y a la extrema izquierda, pero ambas fueron despóticas y opresivas y (afortunadamente) ninguna duró.
Al final, pensamos que la mayoría de la gente debería decidir lo que sucede en el país, cuidando las necesidades de la minoría. Esta idea se manifestó de diferentes maneras en diferentes países, pero en general, los países fueron considerados, países democráticos y su gente fue considerada gente libre, realmente con voz en las políticas del gobierno.
Sin embargo, en los últimos años, hemos sido testigos de un proceso en el que la diferencia entre la mayoría y la minoría se redujo hasta un punto en el que muy pocos pueden inclinar la balanza hacia un lado u otro. Lo vimos en las elecciones presidenciales de EUA de 2016 y es aún más notorio en estas elecciones. Ya sea que Biden se convierta en presidente o Trump permanezca en el cargo, ninguno de los dos contará con el apoyo de una mayoría sustancial. Este estancamiento es irresoluble y resultará en una explosión o más bien, en la implosión del país y el estallido de una guerra civil. Sólo hay una solución pacífica: introducir una idea que todos puedan aceptar y traducir la idea en pasos prácticos en la política local y nacional.
En mi opinión, esa idea es «unidad por sobre todo».
En otras palabras, si eres estadounidense (por ejemplo, podría ser cualquier país), tienes derecho a todo lo que un país debería dar a sus residentes. Al mismo tiempo, estás obligado a cumplir con los deberes civiles. Más allá de eso, toda la sociedad trabaja en construir conexiones mutuas y cálidas, en aumentar la solidaridad y la responsabilidad mutua, sin importar raza, color, fe o género. Nadie es privilegiado y nadie es rechazado; nadie tiene derechos y nadie sufre injusticia. Todos obtienen su parte de los beneficios y compromisos, pero se enfocan principalmente en unir su corazón y formar comunidades cálidas que acepten todas las facciones de la sociedad.
Podríamos pensar que es una idea descabellada, que no es realista, pero ¿la hemos probado alguna vez? Se nos dice día tras día que el otro lado es malo, equivocado, con malas intenciones y busca hacernos daño. En su gran mayoría, este no es el caso en absoluto. En general, la gente simplemente quiere una vida tranquila y segura. No disfruta lastimando a otros y prefiere pasar sus días en paz con familiares y amigos.
Es hora de que nos contemos la verdadera historia, la historia de la vida, no el drama que los magnates de los medios insisten en vendernos, porque les beneficia nuestra agonía e ira.
¿No sería bueno si todos pudiéramos unirnos? Por supuesto que sí, así que ¿por qué no lo hacemos nosotros? Al fin, nuestros vecinos tienen mucho más impacto en nuestra vida diaria que este o aquel presidente, ¿dónde está la lógica en odiarlos por sus opiniones políticas?
En los próximos años, veremos que el sistema democrático no tiene sentido, a menos que la idea de unidad por encima de la política se convierta en el principio rector y dicte todas las políticas. Será una especie de régimen pro-sociedad, pero no puede ser opresivo, porque así no logrará unidad. Probablemente surgirá de un movimiento desde la base, con gente que ha tenido suficiente odio y sospecha y quiere formar un vínculo real en la sociedad. Vendrá de gente que se de cuenta de que, es unidad o guerra. Y si no tiene éxito, la aniquilación será la otra opción.
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