Cruzar las calles repletas de tráfico, dirigirnos al lugar de trabajo cada mañana para enfrentar una avalancha de tareas, regresar a casa después de nueve horas de jornada laboral y un largo viaje, para luego enfrentar problemas de pareja, con la familia, dificultades financieras, de salud. Esto se ha convertido en la insoportable realidad de nuestro mundo moderno, una fuente inagotable de intenso estrés. Las encuestas muestran que los niveles de estrés en Estados Unidos son los más altos de todos los tiempos. Según un reporte de este año de la Asociación Americana de Psicología (APA), aproximadamente el 90% de los jóvenes estadounidenses de la Generación Z, con edades de entre 15 y 21 años, se encuentran entre los más afectados. Estudios europeos muestran una situación similar.
El resto del mundo no está en mejor forma. Un estudio realizado por Gallup, reveló que en más de 145 países la preocupación cotidiana, el estrés, el dolor físico, la tristeza y el enojo que manifiestan las personas, alcanzan los niveles más altos desde que los investigadores comenzaron a recabar información sobre el tema. Para registrar las tendencias de esperanza o desesperanza, el estudio de Gallup utilizó el llamado “índice de experiencia negativa”. Este reveló que los niveles de insatisfacción se ha incrementado de 23 a 30, lo que representa un 30% de aumento en la última década.
En particular, los niveles de estrés en los estadounidenses son mayores que el promedio mundial general, según la investigación de Gallup realizada a 154 mil personas. Superada sólo por Grecia, la población de Estados Unidos está hoy más estresada que cualquier otra en el mundo. Resultados de la encuesta de la Asociación Americana de Psicología (APA) el año pasado, “Estrés en América”, indican que hasta un 63% de los estadounidenses están estresados por el futuro de la nación, dinero, trabajo, clima político, violencia y crimen.
Este inquietante y creciente fenómeno de estrés que estamos experimentando hoy día, también afecta la salud y bienestar de las personas. Se ha descubierto que el estrés crónico está relacionado con diversos problemas de salud: enfermedades del corazón, diabetes, infartos y depresión, por citar solo algunos.
¿Hay luz al final del túnel?
Existe. Y la intensidad del brillo de la luz depende de nosotros. De la sabiduría de la Cabalá podemos extraer puntos clave sobre el mecanismo interno que dispara el estrés. Al entender cómo funciona este proceso recibimos la fuerza para intervenir de forma eficaz.
El origen del estrés: El ego humano
Según la sabiduría de la Cabalá, el origen del estrés, tanto como de todas las enfermedades e infortunios que rigen nuestras vidas, tienen su origen en el ego, la parte de la naturaleza humana que constantemente nos empuja a alcanzar lo inalcanzable.
La persona está constituida por el deseo de recibir placer. Hay una sensación de calma y satisfacción si se recibe placer. Sin embargo, nuestro deseo por obtener placer crece constantemente de generación en generación y, de manera proporcional, también la demanda de llenado que multiplica los esfuerzos que necesitamos hacer para alcanzar nuestras metas. Este es el proceso que marca la tendencia de la vida, volviéndonos cada vez más estresados con el paso de los años.
Actualmente estamos bombardeados por presiones externas de los medios de comunicación, del internet, de todas las fuentes del entorno que dictan los estándares que esperamos alcanzar: viajar a lugares exóticos o divertidos, alcanzar el mayor éxito profesional, respeto y admiración de nuestros compañeros. En conclusión, somos motivados a cada momento para sobresalir respecto a los demás a cualquier costo. Con todos queriendo escalar la misma montaña, nos vemos obligados a construir nuestro éxito sobre los fracasos de los demás. Como resultado de la constante presión de esta competencia implacable vivimos bajo estrés permanente.
Al vivir como lo hacemos, en una sociedad que está totalmente controlada por el egoísmo, no podemos escapar de esta presión, ni siquiera cerrando nuestros ojos o yéndonos a alguna otra parte. El estrés nos persigue sin importar lo que hagamos para escapar. Ni los antidepresivos, ni los sedantes -tan frecuentes en la sociedad actual- pueden borrar el dolor emocional.
¿Por qué nuestro mundo está construído sobre una naturaleza egoísta que nos obliga a competir unos con otros?
La ciencia de la Cabalá explica que el estrés sirve para llevarnos a la conciencia de nuestra naturaleza egoísta y ver sus consecuencias negativas que nos afectan en todos los niveles. Finalmente llegaremos a la desilusión y al reconocimiento de nuestra imposible situación para entender que debemos restablecer nuestros valores y dejar la carrera sin fin que estamos haciendo. Luego buscaremos urgentemente una ruta distinta y probaremos una nueva clase de placer en un lugar completamente diferente.
Este lugar de placer duradero, que es verdaderamente alcanzable y sostenible, está oculto en el entorno. Este es el campo fértil donde podemos construir relaciones que nos alimenten mientras alimentamos a otros, creando un campo magnético positivo que ilumine nuestro entorno. Como escribió el cabalista Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), en su artículo “La Libertad”: “Así, todo su mérito y su espíritu dependen de la elección del ambiente en el cual sembrar el trigo”.
En un entorno que valora las relaciones de solidaridad y mutuo entendimiento por encima de las divisiones, seguiremos compitiendo para recibir satisfacción, pero de una manera totalmente nueva. Quien beneficie al prójimo en mayor medida será considerado el más exitoso. El placer de otorgar a otros es mucho más intenso que cualquier llenado egoísta y no conduce al estrés. De hecho, cuanto más damos, más disfrutamos.
Tal estado prolongará nuestras vidas y las hará mejores, más cómodas, seguras y más placenteras. Un entorno altruista complementará y equilibrará nuestras vidas. Cuando esto suceda, también empezaremos a prosperar dentro de la conexión integral entre nosotros y la naturaleza, que ha creado los cuatro niveles de existencia (inerte, vegetal, animal y humano), manteniéndolos en perfecto equilibrio. Entraremos a todo un mundo nuevo y sentiremos el próximo nivel de nuestra evolución cualitativa, en el cual seremos capaces de controlar nuestras vidas.