La enfermedad respiratoria global, coronavirus, nos dejó sin aliento en una fracción de segundo. Pero se puede usar como una oportunidad para inyectar oxígeno en un mundo nuevo.
Se dice que no se aprecia lo que se tiene hasta que se pierde. Pero, de hecho, le haríamos al mundo un favor si nos distanciáramos definitivamente de lo que se fue: nuestro viejo estilo de vida frenético y egoísta.
Es posible que nos preguntemos cómo será nuestra vida después de que termine la pandemia del coronavirus, lo cual probablemente tomará meses. Nuestra forma de vida nunca volverá a ser la misma. Se espera que muchas empresas cierren: restaurantes, teatros, cines, lugares de entretenimiento. En general, estos tendrán dificultades para recuperar el interés de la gente, lo suficiente como para mantenerse a flote.
La curación de un mundo enfermo
Hasta ahora, seguir las recomendaciones de los funcionarios de salud es un medio para sobrevivir, pero gradualmente, comenzaremos a ver algo atractivo en nuestro nuevo estilo de vida limitado. Adquiriremos un gusto especial por una forma de existencia más simple y profunda, en contraste con la búsqueda interminable y agotadora de satisfacción material, que ha caracterizado a la humanidad hasta ahora y que la ha llevado a un estado de desesperación y vacío cada vez mayor y sin ninguna satisfacción. Nacerán nuevos sentidos para el auto escrutinio, lo cual nos permitirá darnos cuenta de que el virus realmente reside en nuestro corazón y mente, en la forma nociva en la que nos relacionamos.
Igual que la serpiente en la Vara de Esculapio, el símbolo asociado con la medicina y la atención médica, el coronavirus levanta la cabeza y nos obliga a hacer preguntas sobre el propósito de la vida. El virus es, de hecho, una medicina infundida en la humanidad para curarla de su naturaleza egoísta y destructiva, que causa conflicto, separación y sufrimiento. Por lo tanto, podemos elegir ver la crisis como golpe y dolor sin sentido o en su lugar, podemos verla como una oportunidad de de la naturaleza para corregir nuestro camino fallido y cambiar la dirección hacia una existencia más equilibrada. El proceso de recuperación dependerá de cómo respondamos al desafío que la naturaleza nos presenta.
La crisis tiene como objetivo elevar a la humanidad a un nivel diferente, a un nuevo enfoque de vida, convirtiéndose en algo útil.
La naturaleza nos indica que no está de acuerdo con el estilo de vida que hemos creado: contaminación, desperdicio, desarrollo industrial irresponsable, condiciones que afectan y arruinan el sistema integral del planeta en todos sus niveles.: Además, debemos comenzar a reparar el daño que estamos causado, precisamente en el nivel de las conexiones humanas y recuperar el equilibrio organizando nuestro mundo de manera más saludable con cuidado y responsabilidad mutuos.
El individuo y el colectivo son uno
Cada uno y todos juntos, somos responsables de transformar lo que está ocurriendo en la sociedad humana, en un estado mejor. Es así porque en el sistema integral de la naturaleza, lo individual y lo colectivo son iguales.
La humanidad ha vivido un largo camino de autodestrucción y división, el virus nos muestra que la brecha en nuestra conexión es la causa principal del problema. Esa conciencia nos ayuda a empezar a sentir que la humanidad es un solo cuerpo, y que el mundo se dirige a un estado único y uniforme, revelando que realmente pertenecemos a un sistema donde todos somos interdependientes.
El universo nos muestra una vez mas que somos solo una partícula en este mundo llamado tierra y podemos ser tan grandes o tan pequeños, si cambiamos a ver desde una perceptiva mas amplia, que nos conviene por donde le busquemos estar en integración con las leyes que éste sistema nos muestra, si todos nos unimos como estos organismos invisibles que muestran su poder, quizá aun estemos a tiempo de hacer que segamos viviendo en este planeta llamado tierra que se nos asigno para vivir las experiencias para evolucionar para ser mejores.
reag.