Deberíamos esforzarnos por descubrir y comprender el significado de la vida, por ver que la misma vida debe revelarnos: para qué sirve y hacia qué destino nos conduce y arrastra.
La vida, tal como la conocemos, desde el momento del nacimiento hasta la muerte, en realidad es un período que no cuenta como vida. ¿Por qué? Porque en ese estado sólo seguimos, por instinto, instrucciones de la naturaleza. Intentamos sobrevivir, sufrir menos y encontrar consuelo y placer.
Para sentir el significado de la vida, debemos salir del estado animal. Pero ¿dónde está la felicidad? La felicidad está en comprender el universo y su significado.
Por eso, podemos ser felices a pesar del sufrimiento que hay a nuestro alrededor, cuando entendemos el significado de la vida, que incluye el propósito del sufrimiento y en qué medida cada paso de la naturaleza inanimada, vegetal, animal y humana, eventualmente, nos conduce a la revelación de los misterios de la vida.
Así, podremos vincular el sufrimiento y los horrores de la vida, a la cadena de esta revelación. Y descubrimos que el propósito del sufrimiento es despertarnos para cuestionar su propósito y en última instancia, impulsarnos a buscar el significado de la vida. Incluso si sentimos dolor en nuestra propia carne, es aún más necesario comprender que, eventualmente, esos estados nos llevan a sentir internamente su significado.
Este camino nos lleva a la felicidad. Cuando, al comprender el significado de la vida y el propósito del sufrimiento, encontramos felicidad, el dolor desaparece. Es decir, si sabemos exactamente para qué sirve el sufrimiento y por qué nos incluimos en él, no hay sufrimiento y todo tiene significado.
El camino hacia el descubrimiento del sentido de la vida, también está lleno de rupturas. Perdemos y encontramos significado en la vida, una y otra vez a lo largo de nuestro progreso hacia su revelación final y total. No importa cómo nos sintamos al hacerlo, nos hacemos más fuertes y avanzamos todo el tiempo.
Eventualmente, agregamos nuestro juicio, comprensión y sentimiento de la vida, hasta el punto en el que logramos entender las leyes de la naturaleza -cómo y por qué trabajan en nosotros y en sus niveles inanimado, vegetal y animal, de la forma en que lo hacen. Aprendemos que la naturaleza funciona con una actitud única y suprema de amor y otorgamiento, que trata de elevarnos al nivel más alto de felicidad, plenitud y conexión, entre nosotros y con ella misma, en plena identificación y acuerdo con sus leyes.
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