Cómo luchar correctamente

Children stand with their relative as they place his vote in a ballot box on Israel’s parliamentary election, at a polling station in Tel Aviv, Israel September 17, 2019. REUTERS/Corinna Kern

Los judíos siempre discuten. En nuestra historia, a veces, estas discusiones han llevado a la violencia e incluso, han hecho estallar un odio que ha traído la ruina a nuestra nación. Sin embargo, las discusiones o si preferimos llamarlas, «debates», han sido un valor fundamental en nuestro grupo. Nos han dado sabiduría y comprensión, la capacidad de percibir múltiples perspectivas y una base para construir un amor a los demás, que es mucho más fuerte que el amor natural, precisamente porque sobrevive las pruebas y tribulaciones. ¿cómo luchar contra el derecho? ¿cómo evitar que nos arruine y usarlo para consolidarnos?

Son preguntas pertinentes, pues, en menos de dos semanas los israelíes volverán a las urnas. Se ha convertido en costumbre; son las quintas elecciones generales en menos de cuatro años. Hasta ahora, la división política no ha aportado ningún beneficio en términos de consolidar a la sociedad ni de fortalecer nuestra unidad; sólo ha profundizado nuestra división y ha envalentonado a quienes desean destruirnos.

Para evitar la ruptura de la sociedad israelí, debemos volver a nuestras raíces: Sólo discutimos cuando sirve para solidificar nuestra unidad. De lo contrario, lo evitamos. Si vemos así nuestros desacuerdos, por muy profundas y fatídicas que parezcan nuestras disputas, conducirán a una mayor unidad y a soluciones satisfactorias.

Los desacuerdos nos construyen, nos enriquecen, hacen que nuestra mente sea más aguda y el corazón más sincero. Nos obligan a reflexionar en nuestros valores y a cuestionar convicciones arraigadas. Los conflictos nos hacen respetar a nuestros adversarios y apreciar lo que ganamos con nuestras disputas con ellos. Si no fuera por las discordias y la gente que nos desafía, seguiríamos siendo aburridos, tontos y poco desarrollados. Pero, lo peor es que nunca aprenderíamos lo que es amar a nuestro prójimo, a un total desconocido al que logramos amar con esfuerzos comunes.

Nuestras luchas actuales giran en torno a dos cosas que, en realidad, son una: dinero y respeto y se traducen en luchas por el poder. 

Opiniones sobre: defensa de Israel, justicia social, economía, sistema judicial, educación, todo está en venta por el precio adecuado. Si me das el poder que quiero, te daré todo lo que pidas. Eso no es unidad y no es acuerdo; es oportunismo. No detendrá las luchas y destruirá nuestra sociedad y nuestro país.

Si queremos que el Estado de Israel florezca, debemos volver a nuestros valores auténticos. Debemos despojarnos de las máscaras y las sonrisas falsas, reconocer nuestro odio y recordar por qué lo sentimos: para fortalecer nuestra unidad.

Nunca estaremos de acuerdo ni deberíamos estarlo. Gente que está de acuerdo, no discute y no tiene motivos para construir una unidad fuerte y sólida. Como discutimos, no tenemos más remedio que construir una unidad más fuerte que nuestra división.

Luchar correctamente es luchar por la unidad, sin negar ni suprimir la división. Luchar correctamente es comprender que nuestro enemigo, no es nuestro oponente, el oponente es el ego y nuestros desacuerdos son nuestra forma de prevalecer sobre el ego.

Si todos renunciamos al ego y damos más valor a la unidad que a la opinión, entenderemos que las opiniones se vuelven escalones y nuestra unión en la fuerza que nos eleva a la montaña. Cuando lleguemos a la cima, nos encontraremos.