En el futuro, los directores ejecutivos deberán dar prioridad a que haya felicidad dentro de su empresa. Deberán centrarse en impulsar el cambio de la organización y desmantelar sistemas obsoletos, para así, fomentar un entorno mejor.
La felicidad es esencial para que los empleados prosperen. Sin ella, su trabajo carece de eficacia y significado. Todos necesitan sentirse felices, satisfechos y conectados con quienes les rodean. La felicidad surge de la atmósfera en la que están. Es fundamental cultivar un entorno amable y de apoyo mutuo, donde se pueda confiar plenamente en la empresa y su equipo. Quizás esta sensación de confianza y conexión es el factor más importante para crear un lugar de trabajo productivo y armónico.
Para lograrlo, debemos centrarnos en crear una dinámica de cohesión y solidaridad en el equipo. Los empleados necesitan tener la sensación de dependencia comunitaria y positiva en el lugar de trabajo. Deben inspirarse y enorgullecerse de sus colegas, sentir felicidad por los logros compartidos. También es importante que los familiares (cónyuges, hijos y otros) comprendan y aprueben ese entorno de apoyo. Esa validación en la vida personal, fortalece el vínculo con la organización.
Si en el futuro no se logra crear ese ambiente, los empleados perderán la motivación, su productividad se desplomará y serán indiferentes a los objetivos de la empresa. Si el lugar de trabajo no tiene una atmósfera de alegría, apoyo y ayuda mutua, ninguna cantidad de dinero será suficiente para retenerlos. Crear un ambiente así, requiere un enfoque nuevo en educación, producción y jerarquía en el lugar de trabajo, uno significativamente diferente de los métodos anteriores.
El lugar de trabajo debe reconocer la individualidad de cada uno y al mismo tiempo, dar apoyo colectivo inquebrantable. Las relaciones laborales deben basarse en igualdad y no en jerarquía ni títulos profesionales. Todos deben sentirse valorados como individuos y respetados como parte del colectivo.
Por encima de todo, los empleados deben compartir un gran objetivo: la visión de por qué están trabajando y qué quieren lograr juntos. Gradualmente, deberían llegar a ver que este enfoque conduce a la felicidad absoluta y a un sentido profundo de propósito. Hacerlo, les abrirá los ojos a una nueva perspectiva de vida, una vasta, eterna y perfecta. Con ese propósito compartido, pueden transformar, no sólo su propia vida, también las de sus hijos, familia y comunidad.
Esta transformación debe ser de forma gradual, asegurarse de que los empleados comprendan que no es simplemente una estrategia para hacerlos trabajar más, sino un esfuerzo para empoderarlos, ayudarlos a convertirse en dueños de sus propia vida y a sentir la plenitud e integridad de la existencia..
Excelente analisis doctor Laitman.
Tiemblen elites perversas, el despertar de las almas y la madurez de las almas, es imparable. El Master.