Es imposible mantener la calma en cualquier situación. Además, no siempre tenemos que estar calmados.
La naturaleza nos desarrolla, constantemente hace crecer nuestro ego. Si observamos eones de desarrollo humano, podremos ver el desarrollo desde los deseos básicos de supervivencia, comida, sexo, familia y vivienda, deseos que tuvimos cuando habitamos las cavernas, hasta los deseos egoístas que aparecieron cuando nos desarrollamos como civilización: dinero, honor, control y conocimiento.
Mientras más crece el ego, menos tranquilos estamos.
Irritación, agitación y estrés son estados que la naturaleza nos insta a sentir, para que logremos reconocer el ego como la causa de la turbulencia y al hacerlo, desarrollemos un deseo nuevo y sincero de elevarnos por encima del ego.
En esta coyuntura, necesitamos un entorno de apoyo en el que sintamos ánimo y confianza para superar el ego.
Un aspecto de un ambiente así, que nos proteja contra cualquier agravante que venga a desequilibrarnos, es estudiar con regularidad y buscar elevarnos por encima del ego.
En otras palabras, al medirnos regularmente para reconocer al ego como la fuente del desequilibrio con nuestro entorno y para elevarnos por encima de él, necesitaremos fortalecer nuestro entorno de apoyo, que a su vez nos ayudará a superar más rápido, cualquier estado por el que pasemos, que cuando nos quedamos con nuestros propios medios.
Excelente artículo.