Aunque hay una declaración conjunta entre cinco de las naciones más poderosas del mundo -EUA, Rusia, China, Reino Unido y Francia- de que “una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe desatar”, aún vemos que esas mismas naciones siguen gastando billones de dólares en la carrera armamentista. Las declaraciones simplemente le dan a la gente lo que quiere escuchar, para que los que están en el poder puedan seguir con su gobierno.
Si vivimos con interés en nuestro núcleo, donde cada uno prioriza el beneficio propio sobre el de los demás, tenemos una base inestable para evitar una guerra futura.
Para realmente evitar una guerra nuclear, debemos corregir nuestra naturaleza egoísta, dar prioridad el beneficio de los demás y de la naturaleza, sobre el propio y, necesitamos que esta corrección sea para todos: desde las masas más amplias, hasta las élites gobernantes.
Para corregir nuestra naturaleza egoísta y descubrir una base sólida para las relaciones humanas, que nos proteja de futuras guerras, requerimos una nueva educación universal, que se centre en la necesidad de unirnos por encima de la división.
Necesitamos entender nuestra naturaleza egoísta: ¿entender que se opone a las leyes altruistas generales de la naturaleza? ¿cuáles son las fuerzas impulsoras del desarrollo humano? ¿hacia dónde vamos? ¿y cómo podemos alinearnos con las leyes altruistas de la naturaleza para vivir en armonía, paz y equilibrio?
Mientras más nos sumergimos en esta nueva forma de educación universal y tratemos de corregir nuestra naturaleza egoísta, más nos protegeremos de futuras guerras.
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