Sin embargo, hay una buena razón por la que el respeto nos es tan importante. Respeto significa que soy valioso y valorado. La gente hará todo para conservar su respeto, por la misma razón, evitará ofender. La expresión «No me rebajaré a tu nivel» significa exactamente eso, que no me deshonraré a mí mismo de la forma en que tú te deshonras. En otras palabras, mantener el respeto no sólo nos lleva a la guerra, también nos hace contenernos y evitar hacer daño. De esta forma, el respeto puede hacer que nos corrijamos y con nuestra corrección, corregir a la sociedad.
Hay otra ventaja al tener respeto. No podemos simpatizar verdaderamente con otros, excepto tal vez, con aquellos que son realmente cercanos a nosotros, como familiares o amigos cercanos. Pero, dado que nos respetamos y sabemos que todos se respetan, podemos percibir lo que sienten los demás al ser lastimados o humillados. Esta capacidad de ponernos en el los zapatos de los demás, puede evitar que lastimemos los sentimientos de otros.
Al mismo tiempo, precisamente este punto en el que puedo presionar para revisar cuales son mis límites en este mundo. Puedo, por ejemplo, burlarme y ofender un poco (o más que un poco) para poner a prueba mis límites o probar la confianza y la fortaleza de los demás. Si son débiles, «expandiré mi territorio»; si son fuertes, podría considerar la posibilidad de retirarme. Por eso, el respeto puede prevenir la violencia, renuncio a algo emocional en lugar de arriesgarme a sufrir un daño físico.
El problema es que con el tiempo somos más narcisistas y nos resulta difícil renunciar a nuestro orgullo. La gente se está volviendo tan sensible que cualquier cosa que alguien dice la siente como si le pisaran los dedos. Como resultado, tratamos de ser tan diplomáticos y políticamente correctos que, para no ofender a nadie, perdemos la capacidad de expresar nuestros pensamientos. La sensibilidad exagerada de nuestro ego paraliza al mundo e infecta nuestras conexiones con sospechas. Si seguimos en esta ruta, acabaremos en una explosión de violencia, la guerra será inevitable a menos que escapemos de las garras de nuestro ego.
La única forma de escapar de nuestro ego es, conscientemente hacer espacio para los demás y que ellos lo hagan para nosotros. Tiene que ser multilateral. Nuestro ego seguirá esforzándose por sentirse el rey del mundo y lo será si todos quieren ser reyes. Será la perdición para todos. O estamos todos en la cima del mundo o todos tocamos fondo.
Inevitablemente, cada vez estamos más conectados y dependemos unos de otros. Incluso nuestro ego creciente, que se esfuerza por sentirse superior a los demás, tiene que sentirlos y sentirse superior a ellos.
Por eso, puesto que estamos conectados de manera inevitable, debemos hacer que nuestras conexiones funcionen o nuestro odio mutuo nos destruirá. Debemos aprender a hacer espacio para todos, para que ellos puedan hacer espacio para nosotros. Si trabajamos así, todos ganaremos. Si no lo hacemos, todos perderemos y será trágico.
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