Por el momento los gobiernos tratan de inyectar oxígeno financiero a empresas y empresarios, hasta que pase la pandemia. Pero no pasará tan rápido. Yo estimo que, pasarán 12 a 18 meses antes de que se disipe. Pero lo más importante, cuando termine, la gente habrá cambiado drásticamente; no querrá volver a su vieja forma de vida.
Un grafiti en Hong Kong dice: «No podemos volver a la normalidad porque, para empezar, nuestra normalidad fue el problema». Es muy cierto Algunos negocios regresarán, pero muchos no lo harán, porque, desde el principio, eran redundantes y resucitarlos será sólo desperdicio del dinero de los contribuyentes. En lugar de derrochar, los gobiernos deberían declarar una «economía de emergencia» y congelar todo, hasta que el polvo se asiente. Después de varios meses será más fácil ver qué conservar y de qué despedirnos.
Por eso, lo primero que los gobiernos deben hacer es asegurarse de que todos tengan comida y albergue. Todas las familias deben obtener lo mismo per cápita y eso aliviará la necesidad de efectivo. Garantizar alimento y refugio para cada uno, será mucho menos costoso que transferir dinero a cuentas personales y avala que no se gastará en cosas no esenciales.
Mientras tanto, los sectores de negocios y finanzas deben quedar en espera: todas las transacciones, préstamos y pagos de préstamos, todo y todos deben tomar un descanso.
Mientras más obstinados seamos en reconocer el inicio de una nueva fase de la humanidad, será más dolorosa. Si piensas en cambios sociales como un viaje en tren, el tren dejó la estación en su camino hacia la siguiente y no se detendrá hasta que estemos allí.
Aliviar la transición
Mi intención al escribir este artículo no es intimidar a nadie. Por el contrario, quiero que la transición necesaria por la que todos tenemos que pasar sea lo más suave, rápida y placentera posible. La humanidad ha sufrido lo suficiente; no hay necesidad de agregar agonía innecesaria.
Para ayudarnos a suavizar el cambio, debemos complementar la provisión de alimento y refugio con información sobre el proceso que se desarrolla en el mundo. Muchos ya sienten que la naturaleza se rejuvenece rápidamente, pues nos ordenaron quedarnos en casa. Ven que hicimos demasiado daño y que no podemos seguir así.
Ahora deberíamos extender esta consciencia a nuestras relaciones. Nuestra mala voluntad mutua nos ha costado mucho más dolor y mala salud que el coronavirus. Peor aún, nos hizo indiferentes a los otros, no menos que a la naturaleza. Cuando se educa a la gente con mentalidad de perro-come-perro, ¿puede sorprender que también así se trate a la naturaleza?
Por lo tanto, la curación debe empezar con nosotros. Una vez que aprendamos que dependemos unos de otros, dejaremos de tratarnos como enemigos. Nos daremos cuenta de que al velar por el bienestar de los demás, cuidamos nuestro bienestar y nada nos enseña esta lección mejor que el COVID-19.
Esta desaceleración obligatoria no es casualidad; nos corresponde reflexionar sobre nuestra vida y su significado. Ahora que el consumo fue detenido por causas de fuerza mayor, tenemos tiempo para preguntarnos si realmente lo necesitamos, qué ganamos o quién ganó. Ciertamente, nosotros no.
Estamos viviendo en el crepúsculo de una era y el amanecer de otra. Aún no surge, pero si aprendemos a trabajar codo con codo para acogerla, se elevará y brillará una nueva humanidad: preparada para recibir la nueva época con los brazos abiertos y todos unidos.
“ DR. Michael Laitman Sabios comentarios, lo leo y escucho con suprema; ATENCIÓN. Me da cultura de la TORAH JUDÍA. Lo recomiendo a abrir tu YO INTERIOR.