Covid: un catalizador para el cambio social

[NY: Se abre el sitio de vacunación masiva del estado-FEMA en York College en Queens]

Aunque el coronavirus parece un virus normal, es mucho más que eso. El virus cambia nuestros pensamientos y deseos, las relaciones entre personas y países y lo hace en todo el mundo. La Covid-19 es una enfermedad de múltiples capas; no sólo debe enseñarnos que debemos lavarnos las manos y usar mascarillas. Más bien, su principal objetivo es enseñarnos a relacionarnos con nuestra vida.

Es decir, debe enseñarnos no sólo cómo debemos relacionarnos entre nosotros, sino cómo debemos relacionarnos con la vida en su conjunto, con la esencia de la vida y su propósito. Por esta razón, la Covid no desaparecerá sin más. Mutará y se modificará hasta que nos agote por completo, hasta que consigamos cambiar todos nuestros sistemas sociales, hasta que veamos la intención que hay detrás de su aparición: transformar las relaciones humanas.

En efecto, el SARS-CoV-2, también conocido como «coronavirus», nos agotará hasta que busquemos el único remedio que puede curarlo realmente. Este remedio no tiene nada que ver con innovaciones biológicas y sí con transformaciones emocionales. El remedio para el SARS-CoV-2 es aprender a querernos, pero de verdad, de verdad. Este remedio, por extraño que parezca, es la cura no sólo para Covid-19, sino para todas nuestras dolencias, incluido la Covid y hasta que no desarraiguemos la causa, no extinguiremos su vástago, es decir, el virus.

Obsérvese que la Covid primero nos apartó, nos encerró y nos obligó a eliminar nuestras relaciones venenosas en escuelas, lugares de trabajo, juegos deportivos de competición, industria y todos los lugares donde competimos unos contra otros, en lugar de ayudarnos. Cuando intentamos oponernos a él, reabrir la economía y renovar nuestros lazos sociales, Covid empeoró y empezó a afectar a personas cada vez más jóvenes, con consecuencias cada vez peores, a medida que pasaba de los pulmones a la sangre y de la sangre al cerebro, esto mientras se volvía aún más contagiosa que antes. Al mismo tiempo, la Covid también separó a los miembros de la familia, hizo que el dolor de la separación fuera aún más insoportable, para obligarnos a replantearnos nuestras conexiones a todos los niveles.

El virus no cesará hasta que renovemos todas nuestras conexiones, en todos los niveles. Hasta que aprendamos a tratarnos con cuidado y consideración, a construir comunidades en las que la gente se sienta segura y bienvenida, a construir sociedades que no exploten a los débiles y vulnerables, a abrazar la diversidad en lugar de rehuir de cualquiera que piense fuera de la voz principal en los medios de comunicación, hasta que aprendamos todo eso, la Covid no nos dejará llevar una vida normal.

Saber por qué está aquí la Covid y cumplir su mandato, es nuestra única forma de salir de la pandemia. Mientras sigamos intentando retroceder para escabullirnos de sus garras, el virus no hará más que estrechar su cerco. En cuanto nos rindamos y aceptemos que debemos cuidarnos unos a otros, nos soltará de inmediato.