Para estar equilibrados y felices, tenemos que entender la naturaleza, conocerla, sentirla, descubrir cada vez cuál es la brecha entre nosotros y su forma general. Este inmenso sistema, en el que todas las conexiones están unidas a una sola ley de otorgamiento y amor, nos invita a descubrirlo y a equipararnos con él. El cambio interior que necesitamos pasar a través del desarrollo es conectarnos a tal punto que seamos iguales a la naturaleza en su totalidad y, como ella, estemos equilibrados en la unidad, la conexión y la reciprocidad.
Los pasos que damos en el camino del desarrollo hasta la equivalencia, de hecho son un círculo que finaliza en el punto donde comenzó… “el ciclo del año”: el ciclo del cambio. Cada año repetimos las mismas fases en el ciclo pero a un nivel más elevado. Se trata de niveles de conexión entre nosotros, que se van tornando más profundos, como una espiral que asciende y nos conduce hacia la conexión completa.
Las fiestas de Israel son completamente diferentes de las fiestas de otras naciones. En todas las demás naciones, las fiestas marcan un evento histórico o una victoria en alguna guerra o el nacimiento o la defunción de cierta persona, etc. En el pueblo de Israel, las fiestas son diferentes estados de conexión entre las personas que están organizados, como se dijo, en un ciclo espiral que conduce a un nivel de conexión completo, definido en el plan de desarrollo de la naturaleza como el “propósito de la creación”. Cada dicho nivel en el proceso demuestra cierto estado de conexión espiritual y se llama “fiesta” o “celebración”.
Desde que el pueblo de Israel nació, hace 3.800 años, y salió de Babilonia, pasó por diferentes estados de conexión espiritual. La conexión espiritual significa una relación de amor y otorgamiento (de entrega) entre las personas, y en su interior se halla la fuerza superior, la cualidad de otorgamiento y amor. Después de la destrucción del segundo templo, debido a la destrucción de la relación de amor entre nosotros y la caída al odio infundado, dejamos de sentir la fuerza superior. Algunos de nosotros creen que existe, otros no, pero la revelación real se da a individuos virtuosos en cada generación. Estos se llaman “los grandiosos de Israel”, los que alcanzaron la espiritualidad, los cabalistas.
En el periodo del exilio, nos indicaron los cabalistas que entonces eran los líderes de la nación, cómo celebrar cada una de las fiestas con todas sus costumbres. Se formó la cultura de Israel y esta nos mantuvo como el pueblo de Israel en todas partes del globo. Los cabalistas hicieron esto para que tengamos alguna relación con el propósito de la creación, para llevar a la humanidad a un nivel superior, a la implementación del amor íntegro, por medio de la mayor regla de la Torá: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Hoy, podemos reconocer el nivel espiritual interno que significa cada fiesta e implementarlo en la corrección de las relaciones entre nosotros. Solo que esta vez, en el camino hacia la conexión perfecta y la revelación completa de la fuerza superior, deberemos unir a toda la humanidad. El pueblo de Israel tiene una función y esta es traer felicidad y amor al mundo.
¿Qué es una fiesta? Cuando llegamos dentro de la relación entre nosotros a un nivel de conexión, se trata de cierto nivel de conexión que ya existe en la naturaleza. Ese nivel es el que festejamos. Si avanzamos un poco más en la conexión y nos hacemos un poco más similares a la armonía que está en la totalidad del sistema de la naturaleza, volvemos a celebrar. Esto significa que el hecho de que hayamos conseguido una medida de conexión que ya se encuentra en la naturaleza, es una fiesta.
Las fiestas de Israel son como estaciones en el camino y nos invitan a continuar avanzando en el proceso de conexión. Tienen muchos símbolos y una gran profundidad, y la sabiduría de la Cabalá profundiza en todos ellos. Veamos ahora la fiesta de Sucot y Simjat Torá e iluminemos un poco lo especial que hay en esta fiesta a nivel espiritual.
En general, las fiestas del primer mes judío, el mes de Tishrey, comienzan con una introspección y una decisión de elevar la aspiración a la conexión y el amor al prójimo a la cabeza de los valores. Para ello, recurrimos a la fuerza superior juntos en una solicitud común por el cambio.
Los días de Sucot representan una iluminación especial que llega al hombre que desea estar conectado con los demás en su camino común a la conexión al Creador, a la Divinidad, es decir, al otorgamiento y el amor general.
Los días de Sucot representan la capacidad de corregir parte de nuestras relaciones que se pueden corregir según nuestra predisposición. Esta es la primera corrección que hacemos, y se realiza por medio de las luces de la fiesta que llegan a nosotros y se denominan también “luces circundantes”. El símbolo de las luces circundantes son la Sucá, como está escrito: “se sentarán en Sucot durante siete días”, esto es, frente a las siete luces, las siete fuerzas correctoras que necesitamos para corregir: Jesed, Guevurá, Tiféret, Nétzaj, Hod, Yesod, Maljut, las cuales están representadas por los Ushpizín (invitados) Abraham, Ytzhaj, Yaakov, Moshé, Aarón, Yosef, David.
Cuando decimos que la estadía en la Sucá representa las fuerzas de la corrección que llegan desde “arriba”, esto se refiere a esas fuerzas que existen en la naturaleza, y depende de nosotros en qué medida las anhelamos y qué acciones cometemos para despertar estas fuerzas para que actúen en nosotros.
¿Qué actos despiertan las fuerzas de la corrección? Actos de conexión entre nosotros. El método de la sabiduría de la Cabalá enseña cómo llevar a la práctica dichos actos, a través de talleres de conexión, círculos de conversación, además de otras actividades y ejercicios. Así invocamos la fuerza de corrección en nuestro esfuerzo por conectarnos, la fuerza de otorgamiento, la fuerza del abrazo, que nos conecta a todos juntos en una relación positiva.
Se dice: “el amor cubrirá todas las transgresiones”, esto es, pedimos que esa Sucá, la “Sucá de la Paz”, nos cubra y nos complete. También las cuatro especies que unimos en un solo manojo, representan la corrección que viene de la compleción. Entonces irrumpe en nuestros corazones la alegría. La alegría – Simjá… Simjat Torá. Nos alegramos por haber recibido la Torá, el método de la conexión completa, del amor al prójimo y de este al amor al mundo y salimos a llevarla a la práctica.
¡Felices fiestas!
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