Amar al prójimo y amar a Dios son uno y lo mismo.
Dios es la fuerza general de la naturaleza, la fuerza única de amor y otorgamiento. El cabalista Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) nos dice que Dios y naturaleza, son términos equivalentes, que, en Gematría, la palabra Dios (Elokim) equivale a la palabra Naturaleza (HaTeva).
Acerca de esa fuerza fundamental que lo gobierna todo, Él creó otra fuerza opuesta: la fuerza de recepción.
¿Por qué Dios lo hizo? Para que haya algo fuera de Él y que ese “algo”, que se define como deseo de recibir, se vuelva como Él mismo, como la Naturaleza, como el Creador, como la fuerza de dar y amar. Ese es el mayor deleite que está disponible para el hombre y Dios desea que lo disfrute como la sensación suprema de perfección. Eso es lo que necesitamos alcanzar.
Nosotros, los seres humanos (no los niveles; inanimado ni vegetal ni animal de la naturaleza, específicamente nosotros humanos) tenemos una percepción defectuosa y corrupta de los demás. Nuestro deseo es explotarlos, pero tenemos que cambiar esa percepción defectuosa y corrupta de los demás a un sentimiento positivo. En otras palabras, precisamos corregirnos a nosotros mismos.
Primero, debemos descubrir lo defectuosos y corruptos que somos. Al hacerlo, esa revelación nos llevará a nuestra corrección, a un cambio que nos permita asemejarnos a la fuerza general de otorgamiento llamada Dios, Naturaleza o Creador.
Eso es lo que significa acercarse a Dios. Podemos hacerlo en cualquier momento, cuando exploremos si estamos alineados con Su cualidad de amor y otorgamiento, es decir, si tenemos actitud de amor puro y otorgamiento hacia los demás.
Basado en el video ¿Cuál es la conexión entre Dios y “ama a tu prójimo como a ti mismo?, con el doctor Michael Laitman.
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