Justo ahora, hay un momento en el que, el pueblo de Israel en gran medida, dejó de lado sus diferencias, pues el dolor compartido eclipsa todos los sentimientos negativos. Pero, debemos reconocer que esa forma de unidad es frágil y puede volver a su estado de división anterior, en cuestión de días.
Esos cambios en nuestra dinámica social reciben la influencia de factores externos, como los recientes ataques terroristas que nos unieron, pero, en cuanto estas fuerzas retroceden, nuestra animosidad latente resurge. Nos engañamos si pensamos que nuestra unidad en tiempos difíciles, sustentará nuestro crecimiento.
En su lugar, necesitamos restablecer y reconstruir nuestras conexiones desde cero y libres de presiones externas. La decisión de vivir en conexión mutua debe surgir de nuestro deseo de estar cerca, de sentir amor y cuidado genuinos y mutuos.
Cuando hay choques de opiniones entre nosotros, debemos respetar la opinión de los demás y de las personas que representan. Este respeto mutuo debe guiar nuestras interacciones para desarrollar un entorno más unido y armónico. En otras palabras, una unidad fuerte requiere el deseo de anularnos para unirnos a los demás.
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La unidad nos hara libres doctor Laitman.