En palabras del cabalista Yehuda Ashlag (Baal HaSulam):
“Nuestros sabios dijeron: ‘No hay una generación sin alguien como Abraham, Isaac y Jacob.’ De hecho, ese hombre divino, Rav Isaac Luria [ARI], se preocupó y nos dejó la medida más completa. Hizo más maravillas que sus predecesores, si tuviera una lengua que elogiara, alabaría el día en el que su sabiduría apareció, casi como el día en que la Torá fue dada a Israel.” – cabalista Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), “Introducción a Panim Meirot uMasbirot.”
El ARI abrió el camino para que nuestra generación descubra el sentido de la vida. Nos reveló el extremo del hilo y si lo captamos, podremos elevarnos a la altura de la fuerza superior de amor, otorgamiento y conexión que los cabalistas llaman “Creador”. Aún no tenemos suficiente entendimiento ni palabras para apreciar lo que el ARI hizo por nosotros.
Por eso, debemos tener fe en los cabalistas que sienten aprecio por el trabajo del ARI y que agradecen al Creador por haber enviado a un mensajero que nos habla del Creador, nos dice cómo podemos acercarnos y establecer conexión con esa fuerza única que opera la realidad.
El legado del ARI nos da herramientas para lograr pantalla (Masaj) y luz reflejada (Ohr Hozer). Más allá de la comprensión intelectual, de los textos que surgieron de las enseñanzas del ARI, hay luz que reforma. Por eso, si nos acercamos a esos textos con intención de lograr semejanza con la fuerza superior, atraemos la luz que reforma, que lleva nuestra intención de egoísta a altruista, similar al Creador.
Por eso, los textos del ARI son sagrados. Podemos ver el respeto con el que los cabalistas los trataron, como si fueran la Torá, de la que no se puede quitar ni una sola palabra. La muerte del ARI es el punto a partir del cual, comenzó a desarrollarse el método de Cabalá actual.
Tuvieron que pasar cientos de años para que llegara al mundo, gracias a quienes vieron en sus palabras una joya inestimable y quisieron difundirla. Llegaron al extremo de excavar la tumba de su alumno, el rabino Jaim Vital, para extraer y distribuir cientos de páginas más de sus textos. Así, gran parte de las obras del ARI fueron reveladas y sirvieron como base para la Cábala actual.
Es una historia similar a la de El libro del Zóhar, que también estuvo oculto y mil años después, fue revelado. Finalmente, en la época de Baal HaSulam se reunieron todos los escritos del ARI, pues Baal HaSulam logró el mismo nivel espiritual que el ARI y pudo comprender sus palabras y unirlas con su comentario, en su monumental libro de texto Estudio de las diez Sefirot.
Las obras del ARI son la cuerda salvavidas que nos cayó del cielo. La cabalá se basa en El libro del Zóhar y en los escritos del ARI. Para tener una pequeña muestra de la singularidad de las innovaciones del ARI en el método de la Cabalá, las siguientes son tres características únicas de su método cabalista, que no existían previamente:
1) Método de pantallas: ARI explicó que cada nivel de deseo de recibir está determinado por una pantalla (Masaj) que reposa sobre él. Este concepto fue un avance importante, que no fue discutido por los cabalistas anteriores.
2) Enfoque en el ascenso (de abajo hacia arriba): A diferencia de las enseñanzas anteriores que principalmente estudiaban los procesos espirituales de arriba hacia abajo, el método de ARI hace énfasis en comprender el logro espiritual de abajo hacia arriba. Esto representa el viaje del ascenso espiritual del alma.
3) Perspectiva de las vasijas (Kelim) opuesta a la perspectiva de la Luz (Ohr): ARI desplazó el enfoque desde la perspectiva de la luz, que era el foco principal antes de su tiempo y lo dirigió a las vasijas. Enseñó que para comprender los procesos espirituales se requiere estudiar cómo se organizan las vasijas con la tosquedad (Aviut), las pantallas (Masajim) y la luz reflejada (Ohr Hozer), pues determinan cómo fluye la luz de arriba hacia abajo.
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