Cuando la naturaleza habla, debemos escuchar

Foto: Vistas aéreas, de los barrios dañados por el enorme huracán Ian, de categoría 4, que azotó la costa oeste de Florida, 29/sep/22 en Fort Myers, Florida Crédito: Guardacostas de EUA

El huracán Ian dejó un rastro de devastación que tardará semanas en evaluarse, años en restaurarse y quién sabe qué nuevas adversidades ocurrirán mientras tanto. Según los científicos, es probable que el cambio climático no haya causado el huracán, pero sí lo intensificó. A menos que logremos instrumentos de corrección mucho más radicales, será mejor que nos preparemos para lo peor, pues si la naturaleza habla, debemos escuchar.

La ferocidad de las tormentas es cada vez mayor, los incendios forestales son cada vez más frecuentes e intensos y las sequías están drenando ríos y lagos. Mientras más interfiramos con la naturaleza y la perturbemos con explotación desenfrenada, más desencadenaremos fenómenos agresivos y extremos.

En la sabiduría de la Cábala, «naturaleza» es sinónimo de «Dios». No quiere decir que debamos inclinarnos ante el viento o el sol, como hacían los paganos, sino que debemos entender que tratamos con fuerzas superiores, mucho más grandes que nosotros. Por eso, debemos seguir sus directivas en lugar de tratar de dominarlas, como si fuéramos superiores.

Su dirección es simple: mantener equilibrio. La naturaleza nos dice que no podemos tomar más de lo que necesitamos, porque creamos déficits que la naturaleza recupera con creces. Mientras más queramos por encima de nuestras necesidades, más intensa es su venganza. Por eso, las catástrofes naturales son cada vez más intensas.

No debemos privarnos de nada de lo que necesitamos. No acostumbramos a tener lo que necesitamos, sino lo que queremos y hay una gran diferencia entre lo que necesitamos y lo que queremos.

Creo que Estados Unidos como país y el pueblo estadounidense, son lo suficientemente resistentes como para superar la adversidad y hacer los cambios necesarios. Florida se recuperará de las secuelas de Ian, pero lo que ocurra más allá de la reparación de los daños físicos, depende de todo el país.

EUA, el campeón mundial del consumismo, debe redirigir y guiar al mundo hacia un nuevo paradigma: más equilibrado y sustentable. El enfoque en el siglo XXI debe pasar de mejorar la vida material a mejorar la vida social. Nuestras necesidades materiales están satisfechas; ahora es el momento de satisfacer nuestras necesidades emocionales y sucederá hasta que vivamos en una sociedad en la que la gente disfrute de la vida.

La única manera de crear una sociedad agradable es fomentar buenas conexiones entre la gente. Por consiguiente, si EUA puede centrarse en reparar la creciente alienación en su sociedad, dará a la gente sensación de satisfacción. Eso reducirá el enfoque materialista y sin esfuerzo frenará el consumo excesivo. La gente no se sentirá insatisfecha, pues su satisfacción vendrá de las conexiones sociales y no de las posesiones materiales.

No hay límite en la cantidad de vínculos sociales que la gente puede formar; es un recurso razonable por excelencia. Si lo aprovechamos, tendremos abundancia de poder y alegría en las conexiones sociales. Y en lugar de explotar la naturaleza para tratar de satisfacer nuestros deseos insaciables, tomaremos sólo lo que necesitamos y daremos nuestra energía positiva a los demás.