Está escrito que a medida que se acerquen los días del Mesías, El libro del Zóhar será revelado a todos. No quiere decir que el texto físico estará, desempolvado en todos los estantes. Más bien, es que su enseñanza se extenderá por toda la humanidad. Como escribió el cabalista Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) en su Discurso para la conclusión del Zóhar, su sabiduría iluminará el camino para que el pueblo de Israel se convierta en un pueblo unido en la Tierra de Israel, un pueblo moldeado por la ley suprema, «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Actualmente hay gran disparidad entre la relación del pueblo de Israel entre sí y las relaciones ideales que describen Las Escrituras. Parece que vamos en dirección opuesta a la unidad. Incluso en tiempo de guerra, estamos distanciados, nos alejamos de nuestra misión de unirnos por encima de las diferencias y de ser conducto para que la unidad se extienda por el mundo. Si bien, esta contradicción es desalentadora, debemos reconocer que el cambio de rumbo puede ser en un instante. Las etapas para transformarnos de un pueblo dividido a un pueblo unido, con hilos de amor y cuidado mutuos en nuestras conexiones, desafían la lógica humana.
Sin embargo, nuestra creciente distancia es nuestra próxima cercanía. ¿Cómo puede ser? El pueblo del actual Estado de Israel se alinea con la descripción que hacen los textos cabalistas de la etapa inicial de la era pre-mesiánica, que traerá la transformación de la humanidad: de división a unidad. No significa que será una revelación inmediata de sabiduría superior ni que, en un momento, nos uniremos como lo describe El Zóhar. Pero, de hecho, vamos hacia una coyuntura crítica en la que veremos que debemos cumplir con las leyes naturales de amor, otorgamiento y conexión y de tratar de hacer coincidir nuestras conexiones con las de la naturaleza o, enfrentaremos la destrucción. Por eso, necesitamos sincronizarnos con las leyes naturales que guían nuestro desarrollo hacia estados superiores de unidad.
Hasta ahora, nuestro viaje pone de relieve las deficiencias: lo mal que nos relacionamos y que nos resistimos a aplicar los cambios internos necesarios en nuestras actitudes hacia los demás. Desde este estado de resistencia a la unidad por encima de la división, debemos reconocer que la salvación reside sólo en nuestra unidad.
«Ama a tu prójimo como a ti mismo» es nuestro principio rector, si no lo respetamos nos autodestruimos. Cuando comprendamos la necesidad de acercarnos más y corregir nuestra actitud mutua (de fluir con nuestros impulsos divisivos hasta que nos ahoguen, a unidos elevarnos por encima de nuestra división), descubriremos nuestras fortalezas y habilidades internas y la fuente de constante apoyo, aliento y confianza.
El libro del Zóhar aún no ha sido revelado en toda su gloria. Todavía tenemos que comprender todo lo que está escrito en él y usarlo para el propósito previsto. Pero tenemos que estar preparados para revelar lo que describe y anhelar que suceda.
Ya pasamos el período de preparación para la revelación de El Zóhar, sólo nos falta claridad en por qué y cómo debemos acercarnos a él y despertar nuestros corazones a los estados sublimes de unidad espiritual a los que nos lleva.
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