Pasamos de grande a pequeño, a más pequeño, a invisible, pero aún tenemos que encontrar la fuerza que hace que funcione el motor de la realidad. La humanidad está en una encrucijada. Para encontrar el motor de la realidad debemos invertir nuestra perspectiva. Hay un campo de fuerza más por descubrir, pero nuestra perspectiva actual no puede revelarlo por una razón muy simple: estamos buscando en la dirección opuesta. Hasta ahora, hemos observado el mundo exterior y registrado nuestros descubrimientos. A partir de ahora debemos empezar a ver hacia el interior y registrar nuestros descubrimientos sobre la fuerza que nos permite movernos: el campo de fuerza de las relaciones.
Si alguna vez te has preguntado por qué cada innovación de la humanidad siempre es mal utilizada, aquí está la respuesta. Si alguna vez has notado el extraño fenómeno de que las máquinas más poderosas que se han desarrollado resultan negativas y generalmente relacionadas con la industria armamentista, especialmente desde principios del siglo XX, aquí está la respuesta. El campo de fuerza de las relaciones inyecta energía negativa en el sistema, enferma a nuestra sociedad con un veneno que nos obliga a inventar cosas que lastiman a otros. Y a medida que la tecnología acelera su progreso, hay más y más malicia en la sociedad y a un ritmo creciente. Actualmente, esas tensiones se han acumulado tanto, que estamos casi en el punto de ruptura.
La forma en la que nos relacionamos determina no sólo cómo funciona la sociedad, sino cómo funciona la realidad. Por eso, sigo diciendo que ninguna vacuna ayudará a derrotar a la Covid-19, a menos que primero curemos lo que realmente nos enferma: nuestras relaciones. Con nuestra mala voluntad hacia los demás creamos virus. No directamente, por supuesto, sino en reacción en cadena que finalmente, crea el virus y avanza para crear todos los efectos adversos en nuestro mundo, desde guerras hasta terremotos.
No tiene sentido buscar innovaciones tecnológicas para mejorar nuestra vida; sólo se usarán en nuestro detrimento, mientras seamos perjudiciales para los demás. Si alguna vez queremos tener una vida pacífica y feliz, debemos concentrarnos en cambiar nuestras relaciones y como resultado, todo lo que hagamos será mejor.
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