La creación está formada por dos fuerzas: otorgamiento y recepción, en grados de más y menos.
Estas dos fuerzas están en cada uno.
Al conectar las fuerzas de acercamiento y rechazo entre nosotros, las descubrimos más poderosas y claras y, podemos usarlas e incorporarlas.
La fuerza de otorgamiento pasó por un proceso de destrucción en nuestro interior.
¿Para qué? Para que podamos reconstruirla, percibirla y sentirla. En el proceso, desarrollamos nuestra conexión de forma similar a como los niños juegan con su Lego.
Lo que descubrimos sin que haya conexión interna entre nosotros, se llama “este mundo”, es decir, el mundo que percibimos, sentimos con nuestros cinco sentidos y procesamos en la mente. Así se percibe la realidad cuando estamos separados de la fuerza de otorgamiento y separados unos de otros.
Cuando, gracias a la fuerza de otorgamiento, logremos conectarnos -como estuvimos antes de que se hiciera añicos y llegáramos a esta percepción desapegada de la realidad-, los puntos de vista se incorporarán y se conectarán entre sí.
Y podremos descubrir su integralidad, que es un sistema único y total, sin división en galaxias, estrellas, planetas, vegetación, animales y gente, un sistema con una sola fuerza que lo guía.
Cuando revelemos este sistema en su totalidad, lograremos sentir el pensamiento que llena este mundo, la realidad, el universo y todos los mundos. En la sabiduría de la Cabalá, ese pensamiento se llama “pensamiento de la creación”.
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