Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Del cuerpo a la mente

cuerpo menteLa actual ola está causando más confusión que nunca. Si antes los expertos creían que la vacuna masiva era necesaria para frenar la propagación del virus, ahora hay expertos que creen que hay que soltar todas las guardias, ya que la cepa actual convertirá la pandemia en una enfermedad endémica, como el resfriado común. Realmente no sé cómo acabará, si es que acaba. En cualquier caso, una cosa está clara: nuestros males no terminarán. Llegará una nueva amenaza, que no afectará al cuerpo, sino a la mente.

Para empezar, todo el problema está en nuestra mente. Es la mente la que están enferma y enferma al cuerpo y a todos en el mundo. Por eso, creo que los males futuros serán más complejos y más sofisticados, más sutiles. No atacarán el cuerpo sino el cerebro. Como resultado, empezaremos a pensar de forma diferente y a ver las cosas de forma diferente.

La enfermedad de la mente tiene que ver con nuestra actitud hacia los demás. Somos tan abusivos que no podemos parar ni siquiera cuando sabemos que nos dañamos a nosotros mismos en el proceso. Hay una anécdota de un hombre al que los celos a su vecino le superaban. Un día, el hombre encontró una lámpara. Cuando la frotó, salió un genio que le prometió darle todo lo que quisiera, pero le advirtió: «Todo lo que te dé, se lo daré doble a tu vecino». El celoso lo pensó un rato y finalmente le dijo al genio: «Sácame un ojo».

Esto es lo que nos hacemos a nosotros mismos. Nuestra mente busca dominio, poder y riqueza a costa de los demás. En el proceso, estamos destruyendo las mismas fuentes de abundancia que hacen que nuestro mundo sea habitable. Estamos tan obsesionados con dominar a los demás, que no podemos dejar de intentar destruirlos, aunque eso signifique destruirnos a nosotros mismos.

Esta actitud será el objetivo del nuevo bicho que nos infectará. Espero que ocurra más pronto que tarde, pero no puedo estar seguro. Lo que sí sé es que cuando llegue, empezaremos a reconocer el daño que le hemos causado a nuestro entorno.

Lamentablemente, aprendemos sólo con dolor. Sólo los golpes nos abren los ojos para ver que fuimos en la dirección equivocada. Si usáramos nuestro intelecto para aprender más rápido, nos ahorraremos gran parte del dolor, pero depende de nuestro deseo de aprender. Por ahora, lamentablemente, no puedo decir que estemos en modo de aprendizaje.

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