La guerra en Ucrania ya no es un conflicto local. Chechenia se unió a Rusia y Bielorrusia la apoya. Frente a ellos se encuentra Ucrania, con Estados Unidos, la OTAN y muchos otros países que la apoyan con logística y armas. Pero mientras Occidente intenta ahogar financieramente a Rusia, China intervino en su ayuda. Rusia, por su parte, tiene sus armas nucleares en alerta máxima. Mientras todo esto ocurre, China parece estar preparándose para retomar Taiwán por la fuerza y amenazó a Estados Unidos para que no interfiera, afirmando que, «el que juega con fuego se quema» y que si EUA «juega a la táctica de sacar tajada en la cuestión de Taiwán, serán sus dedos los que se corten». En mi opinión, estamos demasiado cerca de una Tercera Guerra Mundial nuclear.
Debemos recordar que, en circunstancias adecuadas, incluso una pequeña chispa puede iniciar una guerra mundial. Recordemos que la Primera Guerra Mundial comenzó con el asesinato de Francisco Fernando, heredero del Imperio Austrohúngaro en Sarajevo. Cuando Austria invadió Serbia en represalia, las alianzas militares de los adversarios arrastraron a toda Europa al campo de batalla. Y como en esa época los países europeos tenían colonias en todo el mundo, la guerra pronto se convirtió en un conflicto global.
El mundo actual está cargado de líderes de gatillo fácil, que con gusto incendiarían el mundo. Por eso, debemos preocuparnos y comprender que, por muy mal que estén las cosas, pueden empeorar, mucho y muy pronto.
No obstante, cuando las fuerzas de la separación se despiertan en el mundo, son siempre un clarín, un heraldo que nos dice que debemos aumentar nuestros esfuerzos para conectarnos, para vincularnos entre nosotros y elevarnos por encima del odio mutuo. La única razón de las aflicciones y de los acontecimientos terribles que se desarrollan en el mundo, es el odio, la crueldad y el ansia de tiranizar a los demás.
Por eso, cualquier injusticia siempre es una llamada a potenciar la unidad, empatía y cuidado a los demás. Tiempos como estos, en los que se nos recuerda lo que realmente importa en la vida, son también la oportunidad para formar un mundo mejor y una sociedad más solidaria.
No es el momento de discutir de justicia histórica ni de cuentas viejas. Es el momento de generar amor y sólo podemos hacerlo, donde no hay amor. Si construimos amor donde antes había odio, será amor verdadero, será nuestra creación forjada de las cenizas de la enemistad que derrotamos. Vivimos tiempos difíciles, debemos estar a la altura del desafío; no hay otra opción.
Viva la paz. Y vida
Las fuerzas de separación se despiertan en el mundo..