Los fuertes aplausos al finalizar el Comité AIPAC Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí, de sus siglas en inglés) dejaron a los judíos en una preocupante tormenta local: el antisemitismo. Tanto desde la derecha como desde la izquierda del mapa político los judíos concordaron que el antisemitismo es el principal problema que les acecha, y es totalmente incómodo reconocerlo: es también el motivo que los une.
Es cierto que a lo largo de tres inspiradores días de alabanzas a Israel el lobby pro israelí en los Estados Unidos se dedicó al tema de la negociación nuclear de Irán, los interminables procesos de paz y la irreverente actitud hacia el judaísmo no ortodoxo, pero estos temas no lograron remontarse ya que el antisemitismo está carcomiendo la comunidad judía cada día más.
No hay hacia dónde huir. Los judíos no encontrarán un sitio que les proteja del odio, dondequiera que pongan el dedo sobre el globo terrestre; ni siquiera en Israel. Supongamos que el odio hacia los judíos empeore en Estados Unidos y un millón de judíos se despida de la tierra de las oportunidades infinitas, Israel no estaría preparado para absorber nuevos inmigrantes en masa.
La desconexión también es muy aguda. La mentalidad de los judíos americanos es tan diferente a la de los judíos en Israel que las relaciones se deteriorarían con facilidad y se convertirían en dilemas sociales y acusaciones mutuas. Los precios de la vivienda saltarían y los del mercado subirían ya que la demanda aumentaría. Una nueva brecha social podría deteriorar completamente el tejido israelí, o en el mejor de los casos, producir un partido político adicional a los múltiples partidos que ya existen.
La solución se encuentra únicamente en la formación de una infraestructura para una sociedad unida aquí en Israel. Una unión, no solamente para los judíos de América, sino para todos los judíos del mundo. Mañana los países de la Unión Europea, por ejemplo, podrían poner en aprietos al Estado de Israel con limitaciones y boicots, lo cual cortaría de una las relaciones con ellos y con esto, una fuente importante de sustento.
Según la Sabiduría de la Cabalá, la conexión entre los judíos produce una fuerza positiva de unión; una fuerza que alberga en su interior una fuerza superior, eterna y completa. Nadie puede contra su poderío.
Una buena y positiva conexión en los límites de la tierra de Israel en la que toda la sociedad israelí se involucre producirá un desempeño sano de raíz: un orden y una reorganización de los recursos, provisión de las necesidades básicas de cada individuo, una atmósfera de responsabilidad y preocupación por los demás.
Por el momento, los judíos estadounidenses están ocupados con el lobo antisemita que los rodea y los une en contra de su voluntad. Ellos no consideran abandonar su patria sino que mantienen una esperanza en el partido que apoyan, en el lobby pro israelí y otros en Trump.
Por eso, mientras el odio está en sus primeras fases de efervescencia, además de la incapacidad de Israel de absorber inmigrantes, solo queda animar a los judíos de Estados Unidos a unirse entre sí en una sola congregación sin diferencias. Diseminar y publicar en todos los medios de comunicación judíos que la unión es la protección más fuerte. Es el futuro y es el pasado, es la espada y el escudo. No solo contra los antisemitas, sino contra todo el mundo.
Aunque los días pasan y todo parece tranquilo en la superficie, por debajo son turbulentos y tormentosos. Por eso, en cada tuiteo y cada artículo, continuaremos clamando por una unión de corazones. En todo momento anhelaremos la unión interna para ser en verdad un ejemplo para todas las naciones.
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