Lo que hace que la vida realmente tenga significado

Nos levantamos, comenzamos el día, preparamos a los niños para la escuela o vamos al trabajo si somos solteros. El día pasa en una ráfaga. Después, llegamos a casa exhaustos y nos quedamos dormidos hasta la mañana siguiente para empezar de nuevo ¿puede ser esto lo que hace que la vida tenga sentido? Es exactamente lo que investigó un estudio global reciente. El 39% de los encuestados dijo que la familia era la principal fuente de significado en su vida, en comparación con el 2% que encontró significado en la fe y la espiritualidad.

Según un estudio reciente hecho por Pew Research Center entre 19,000 adultos en 17 países desarrollados del mundo, los factores más importantes en la vida, son la familia, la carrera y el bienestar financiero.

No es de extrañar que la familia sea la principal fuente de satisfacción. La familia juega el papel más importante y directo en el desarrollo del hombre, es el círculo más cercano e influyente. Los demás círculos también influyen y le dan calidad, pero son más distantes, menos estables y pueden cambiar de un día para otro. La gente puede cambiar de trabajo, de amigos o de lugar de entretenimiento, pero no de familia. A pesar de las dificultades ocasionales, dependemos y estamos conectados con la familia. Por eso es tan importante.

Después de dos años de COVID-19, se podría esperar que la gente preguntara más sobre el significado de la vida y que se sintiera más atraída por la espiritualidad. Pero al final, la humanidad no es particularmente reflexiva ni contemplativa sobre la epidemia global. Más bien, la gente se siente oprimida por no poder viajar libremente al extranjero, por tener que usar cubrebocas, por necesitar vacunas adicionales para evitar la propagación del virus y por una serie de restricciones onerosas.

Sin embargo, en general, aprendimos a vivir con la pandemia. Pronto, la humanidad también olvidará la nueva variante que nos invadió. Nuestra naturaleza humana está dispuesta a recibir placer y alegría sólo para sí misma. Día a día esta naturaleza egoísta crece, se vuelve tosca y espesa, tan sofisticada y astuta que la gente ya no se impresiona por nada. Hay información constante de guerras, hambrunas masivas y nuevas variantes de virus, pero hasta que no sintamos esa realidad en todos nuestros sentidos, no creemos que esté sucediendo y no tomaremos medidas para lograr un cambio.

Sin embargo, no puedo decir que el coronavirus no haya tenido impacto. Nos reveló que dependemos unos de otros y que somos una pequeña aldea global. Pero en nuestra red de comunicación, en nuestros sentimientos internos, somos indiferentes y desapegados unos de otros. Lo que sucederá naturalmente será que el ego se hará más fuerte; Aparecerán más golpes globales, hasta que entendamos que hasta que nos sintamos como una familia, en garantía mutua, podremos prosperar.

Percibiremos que la vida tiene propósito sólo en una conexión humana estrecha. Si hubiéramos moldeado el rostro de la sociedad con el patrón de una familia ideal, habríamos mejorado la vida y creado una atmósfera buena, cálida y amigable para todos. Habríamos construido un buen ambiente que nos abrace como una madre amorosa. Mientras más nos conectemos emocionalmente, más sentiremos el poder de la conexión, la fuerza suprema de la naturaleza, el atributo de dar y amar, una fuerza buena y amable. Si simplemente nos aferramos a las cualidades e intenciones de la naturaleza, descubriremos el significado de la vida, tanto en la corporalidad como en la espiritualidad, para su total realización.