El pasado 26 de enero, los líderes judíos se reunieron bajo los auspicios de la Conferencia de presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses para discutir de unidad frente al antisemitismo. La reunión tuvo lugar un día antes del Día Internacional de Conmemoración del Holocausto. Los oradores resaltaron “que la comunidad debe unirse y atacar a los antisemitas en todo el espectro político”. El ex enviado especial de la administración Obama para monitorear y combatir el antisemitismo, Ira Forman, por ejemplo, dijo: «Si sólo criticamos el antisemitismo de nuestros oponentes políticos y no el de nuestro propio partido, de nuestra propia ideología, realmente no nos preocupa el antisemitismo … Simplemente estamos usando la plataforma del antisemitismo para hacer la guerra contra nuestros oponentes políticos y si así somos los de izquierda, como yo, los de derecha, han hecho demasiado de esto y tenemos que terminarlo.”
La unidad tiene gran poder. En consecuencia, esta reunión podría haber sido una poderosa demostración de fuerza. Podría haber demostrado que los judíos pueden unirse frente al odio a los judíos, lo que habría contribuido en gran medida a mitigar el antisemitismo.
Lamentablemente, hay gran diferencia entre querer unidad y pretender unidad. Esto último es infructuoso y provoca ridículo y desprecio. Lo primero es lo que realmente necesitamos y no tenemos, pero los líderes judíos del mundo no parecen desearlo. Su objetivo, al parecer, es la influencia y los medios. Por eso, nada saldrá de esa reunión.
La unidad es la clave para mitigar el antisemitismo. También es la clave para el éxito o el fracaso de nuestra nación. Como he demostrado varias veces en ensayos, artículos de opinión y en varios libros, la unidad es la base de nuestra nación. Cuando estamos unidos, el mundo nos acoge; cuando estamos separados, el mundo nos desprecia y repudia.
Podríamos unirnos para luchar contra el antisemitismo, si esa unidad la usamos como un primer paso hacia la verdadera unidad, la unidad del corazón. Si hubiéramos pasado de unirnos por miedo, a unirnos porque nos preocupamos y nos sentimos responsables unos de otros, lo habría apoyado. Pero la “unidad” de los líderes judíos es simplemente una fachada. Detrás se esconde la misma división, el mismo odio entre las partes y ningún esfuerzo real por tender un puente. Estoy convencido de que el único objetivo de la conferencia es recaudar fondos para las organizaciones que realizan el evento y para aumentar su influencia en la comunidad y en la política.
Si este es el objetivo, el resultado será lo opuesto a la unidad; conducirá a más división entre nosotros y más burla del mundo. El tiempo lo dirá, pero tengo pocas dudas sobre mi conclusión y pocas esperanzas de estar equivocado.
Para más información sobre el significado de la unidad judía, consulta mis libros Como un Manojo de Cañas: Por qué la unidad y la responsabilidad mutua están hoy en la agenda del día y La elección judía: Unidad o antisemitismo, Hechos históricos sobre el antisemitismo como reflexión sobre la desunión social entre judíos.
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