La renta básica universal es una idea atractiva pero extremadamente peligrosa. No obstante, si se hace bien, podría salvar a la humanidad.
En las últimas semanas el debate en torno a la idea de la Renta Básica Universal (RB) se ha intensificado. La RB básicamente significa que, por el hecho de estar vivo, mereces recibir suficiente dinero para mantenerte por encima del umbral de la pobreza y cubrir todas tus necesidades básicas. El dinero puede provenir del gobierno o de otra institución pública, pero de lo único que depende la recepción del dinero es que estés vivo.
Elon Musk: “Es muy posible que al final implantemos una renta básica universal”REUTERS/Andrew Kelly
A través de un programa denominado Proyecto de Seguridad Económica (ESP), y con el respaldo de figuras tan destacadas como Chris Hughes, cofundador de Facebook, o Robert Reich, ex Secretario de Trabajo durante la primera administración Clinton, se está promoviendo esta idea como una posible solución al desafío del desempleo en estos tiempos en los que la mano de obra humana se vuelve innecesaria. Y no están solos. Ya son más de cien pensadores, científicos, profesores universitarios y artistas los que han firmado la declaración de ideas del proyecto. Otros como Elon Musk, magnate de la alta tecnología, afirma: “Es muy posible que al final implantemos una renta básica universal debido a la automatización”; o el aclamado astrofísico Stephen Hawking, que declaró: “La automatización y la inteligencia artificial van a diezmar los empleos de la clase media”, aceptando también abiertamente que la era del trabajo, tal como ahora lo conocemos, pronto terminará para siempre.
El 1% de la sociedad y las celebridades podrían estar naturalmente preocupados por la perspectiva de un futuro en el que su seguridad se vea amenazada por una multitud frustrada, desesperada y hambrienta que viene a apoderarse de lo que considera que es suyo. Pero también los gobiernos están interesados en experimentar con la RB como un posible medio para evitar disturbios sociales. Canadá, por ejemplo, está a punto de lanzar un programa piloto en la provincia de la Isla del Príncipe Eduardo, y el ayuntamiento de Fife, en Escocia, está considerando actualmente un programa experimental de RB. El próximo año, Holanda lanzará lo que The Atlantic nombró “experimento de dinero a cambio de nada”, que garantiza a los residentes de Utrecht y las ciudades aledañas “una suma fija de 960 € al mes”.
Estoy totalmente a favor de que se permita vivir a la gente con dignidad. Creo que la sociedad, a cada ciudadano y a cada residente, debe proporcionarle comida, ropa, seguridad, vivienda, asistencia sanitaria y educación. Pero –y este es un gran “pero”– tal como escribí hace casi cuatro años en mi libro “Como un manojo de cañas: Por qué la unidad y la responsabilidad mutua están en la agenda del día”, dar dinero a la gente incondicionalmente sería un desastre. Si queremos presenciar el fin de la humanidad, demos a todos dinero gratis. La naturaleza humana se encargará del resto; y no será agradable.
No hay vida sin una razón para vivir
Si los gobiernos llegan a un punto en el que tengan que proporcionar a la gente cantidades sustanciales de dinero solo por estar vivos, entonces, su siguiente plan inevitablemente conllevará los medios para reducir el número de personas vivas a fin de reducir gastos.
No obstante, el dinero gratis no solo es una carga para el gobierno. Una persona sin obligaciones se convierte en una amenaza. Sin aspiraciones, esperanzas o sueños, la gente es incapaz de disfrutar de nada. Cuando trabajamos por nuestro salario, no solo ganamos el dinero, sino también el deseo por el dinero. Soñamos qué es lo que vamos a hacer con él, cuánto más queremos y qué debemos hacer para ganar más. Ahora bien, si a una persona se le da la misma cantidad de dinero hoy, mañana y siempre, y si cada ingreso monetario no requiere el cumplimiento de ninguna obligación, entonces habremos convertido el futuro en lo mismo que el presente. Sin deseos, sueños o esperanzas, la gente pierde la cabeza. No hay peor castigo que satisfacer el deseo de una persona antes de que lo desee.
Sin una razón por la que levantarse cada mañana, o cada mediodía, o cada noche, la gente se vuelve loca. Se volverán violentos tan solo para poder sentirse vivos. No hace falta ser psicoanalista para darse cuenta de esto: es psicología elemental. Si hay algo que les quita a las personas su dignidad, es privarles de su capacidad para contribuir. Cualquier país o comunidad que implemente la RB pero no la condicione al cumplimiento de ciertos compromisos está firmando su condena. Con el tiempo, la gente se volverá violenta y carente de emociones humanas.
Cómo implementar la RB y salir beneficiados
Para que la RB dé resultado, debe formar parte de un plan más amplio. El hecho de que la inteligencia artificial, como expresó Hawking, esté diezmando los puestos de trabajo, no es negativo en sí mismo. Al contrario, nos libera para alcanzar nuestros objetivos como seres humanos en lugar de estar sometidos a la esclavitud moderna y la explotación. La sociedad puede salir muy beneficiada con la libertad de las personas siempre y cuando se utilice de manera pro-social.
En otras palabras: si la RB se concede a cambio de que las personas participen en actividades que contribuyan a la sociedad, entonces habrá muchas razones para seguir pagándola. Si participaran en actividades perjudiciales, los pagos deben ser paralizados. Dicho esto, es también obligación de la sociedad ayudarles a aprender a contribuir positivamente en vez de esperar que la gente entienda automáticamente lo que esto significa o cómo llevarlo a cabo.
Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá. La provincia de la Isla del Príncipe Eduardo está a punto de lanzar un programa piloto sobre la renta básica. REUTERS/Chris Wattie
El único ingrediente que todas las sociedades necesitan desesperadamente, especialmente en las zonas más desfavorecidas, es la cohesión social y la solidaridad. Por lo tanto, el primer “trabajo” de los benefactores del programa de RB será conectar entre sí. El trabajo consistirá en reuniones que incluyan una explicación asequible sobre las bases científicas y la importancia de la conexión y la solidaridad en la comunidad, así como talleres donde los estudiantes practicarán lo aprendido y mejorarán sus habilidades de comunicación y solidaridad emocional.
No todos los fondos deben ir dirigidos directamente a la gente. Algunos de los recursos deberían apoyar la creación de un ambiente positivo en la comunidad. Niños y adultos deberían disfrutar de clases gratuitas de actividades complementarias como música, artes o deportes. Y el mejorado ambiente en la comunidad complementará la escolarización de los residentes, permitiéndoles crear un entorno que transforme su mentalidad de desconfianza y separación para convertirlos en receptividad y preocupación mutua.
Con el tiempo, los estudiantes más veteranos en los cursos de conexión se convertirán en maestros, lo que les permitirá obtener ingresos adicionales y extender el impacto de su transformación más allá de los límites de sus comunidades. A medida que se multiplique el efecto positivo de esta transformación extendiéndose por poblaciones y ciudades, empezarán a manifestarse los beneficios económicos de esa atmósfera positiva. Con mucha menos hostilidad –y con un ambiente general de solidaridad– los municipios y los estados emplearán mucho menos dinero en servicios sociales y policiales. Al tener una sensación de propósito en la vida y gracias a la mejora del ánimo de la gente, su salud mejorará y las enfermedades relacionadas con la depresión se volverán prácticamente obsoletas, ahorrando así miles de millones de dólares al sistema sanitario del país. Por otro lado, el abuso de sustancias disminuirá drásticamente ya que la gente no tendrá necesidad de evadirse de un ambiente hostil en el hogar, en la escuela o en el trabajo. La desesperanza se transformará en esperanza a medida que la gente aprenda nuevas y significativas formas de conectarse y comunicarse.
Si bien la RB puede ser un estímulo inicial para el cambio, su impacto será profundo y de gran alcance. En respuesta a la columna de la semana pasada, un lector me preguntó qué medidas pueden establecerse para asegurar que la gente no manipule en beneficio propio el sistema que propuse. Tenemos tendencia a pasar por alto el impacto que tiene la sociedad sobre nuestras acciones y opiniones. Pero si pensamos en el terrible precio de la vergüenza que a veces las personas experimentan en internet, comprenderemos el poder que la sociedad tiene sobre nosotros. Del mismo modo, aquel que explote un sistema valorado por toda la sociedad, sufrirá tal reprobación, que él o ella se lo pensará dos y hasta tres veces antes de volver a intentar jugar sucio. Naturalmente, habrá excepciones y eventualidades: no hay sistema infalible. Sin embargo, con un ambiente en el que reine la solidaridad y el cuidado mutuo, tales eventos serán la excepción. Justo al contrario de nuestro estado actual, donde son la norma.
Creo que ha llegado el momento de una reforma social. El 8 de noviembre fue una fecha histórica. Nos encontramos en el inicio de una nueva era, pero es elección nuestra que sea un tipo de era u otro. Si aunamos esfuerzos y pensamos con audacia, tenemos todas las bazas para tener éxito. La humanidad es capaz de producir todo lo necesario para que todos tengamos una vida placentera. Si aprendemos los beneficios de preocuparnos unos por otros, nos adentraremos en una nueva y emocionante etapa de la historia de la humanidad.