Hace unas semanas, el Foro Económico Mundial se reunió con un noble objetivo en mente. El Foro declara: “Hay necesidad urgente de que los actores globales cooperen simultáneamente en el manejo de las consecuencias directas de la crisis de COVID-19. Para mejorar el estado del mundo, el Foro Económico Mundial pone en marcha la iniciativa “El gran reinicio”. El foro quiere que esta iniciativa «de ideas que ayuden a informar a todos los que determinan el estado futuro de las relaciones globales, la dirección de las economías nacionales, las prioridades de la sociedad, la naturaleza de los modelos de negocio y la gestión de un bien común global».
La iniciativa fracasará. Pues los miembros del foro no tienen idea de cuál es la causa del virus, no podrán frenar su propagación ni tomar decisiones sobre el futuro, que sean buenas para toda la humanidad.
El ego es la fuerza impulsora detrás de cada situación difícil que aflige al mundo y ahora, hay muchas. Como resultado, no ayudará, resolver este o aquel problema. No eliminará la causa raíz y secará la fuerza vital detrás de todas las plagas. Si mantienes el ego ardiendo, traerá más golpes y más dolor que los de hoy.
El Foro Económico Mundial no tiene idea de cómo frenar el ego ni de que el ego es la causa de la Covid-19. No necesitamos reiniciar el mundo; no hay nada malo con el mundo. Necesitamos reiniciarnos a nosotros mismos, pues todo lo que está mal en el mundo viene de nuestro interior.
En primer lugar y lo más importante, debemos aprender a ver el beneficio que podemos obtener del éxito de otras personas. Necesitamos revolucionar todo, desde redes sociales hasta política, el entretenimiento y la educación. Los valores que promovemos en cada plataforma, deben ser de solidaridad y mostrar que nos enriquecemos unos a otros, precisamente con nuestras diferencias. Debemos demostrar que, así como la naturaleza prospera por su diversidad, también podemos prosperar si mantenemos nuestras sociedades diversas y dinámicas. Y para ello, debemos dejar a un lado nuestro ego y vernos desde un ángulo de apoyo, en lugar de desmoralizador.
El ego literalmente nos está matando. No sólo debemos reiniciarlo, también debemos instalar un código de corrección que neutralice su influencia destructiva. Si no nos apresuramos, nos eliminará, en el sentido más literal de la palabra.
Deja una respuesta